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ERC denuncia la reserva de espacios en primera línea de las playas tarraconenses

La formación pide una revisión urgente de la ordenanza municipal para regular estas prácticas incívicas

Cadires i para-sols resevant la primera línia de la platja Llarga de Tarragona.

Sillas y parasoles reservando la primera línea de la playa Llarga de Tarragona.Cedida

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La reserva de la primera línea de playa siempre es un tema que lleva polémica en el Camp de Tarragona y es que la semana pasada la Brigada Municipal de Vila-seca, junto con la Policía Local, confiscó sillas de playa y parasoles que se habían colocado para reservar el espacio.

Ahora, el Grupo Municipal de ERC en el Ayuntamiento de Tarragona ha denunciado la práctica de reserva de espacios y abandono temporal de las sillas, toallas o parasoles en las playas de la ciudad.

Desde la formación aseguran que este comportamiento «no sólo va en detrimento del uso público y compartido de la playa, sino que también representa una falta de respeto hacia el resto de usuarios que llegan más tarde y se encuentran con zonas ya ocupadas por objetos sin nadie a la vista». La portavoz, Maria Roig, apunta que «la playa es un espacio público y, como tal, tiene que ser accesible para todo el mundo, sin discriminación ni privilegios para aquellos que llegan primero o tienen un apartamento en primera línea de mar».

En Tarragona la ordenanza general de convivencia ciudadana y uso de los espacios públicos no contempla ningún artículo que regule este hecho. Por eso desde de ERC creen que este vacío normativo pone en evidencia la necesidad de una revisión urgente de la ordenanza municipal. «Es fundamental que cada persona entienda que la playa es de todos, y que su acción de abandonar objetos para reservar sitio afecta directamente a los otros. La mejora de la ordenanza reforzaría el sentido de comunidad y respeto mutuo entre los usuarios», añade Roig.

Desde el Grupo Municipal ya han solicitado a alcaldía la modificación de esta ordenanza para regular el uso público de las playas de la ciudad como lo ha hecho, por ejemplo Vila-seca. Este municipio dispone de un plan de usos de playas que regula estas prácticas. Además, proponen que, con el fin de evitar conflictos entre bañistas, el Ayuntamiento tome medidas mientras se trabaja y se hace efectiva la modificación solicitada.

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