Seguridad
Las librerías de Tarragona toman medidas ante el aumento de robos en sus locales
Durante este verano se han intensificado los hurtos, sobre todo de libros de edición especial limitada
Las librerías de Tarragona han visto cómo los robos en sus establecimientos se han incrementado durante estos meses de verano. Es todo un quebradero de cabeza para los propietarios de estos negocios, que se han visto obligados a tomar medidas para frenar esta oleada de hurtos que está golpeando al sector. En la librería La Capona, ubicada en la calle Gasòmetre, sufren estos problemas «desde principios del verano». En su caso, han decidido instalar cámaras de videovigilancia para reforzar la seguridad en el local.
De la misma manera, han colocado los libros «más vistosos», propensos a ser robados, más cerca de la caja para que los trabajadores puedan tenerlos controlados en todo momento. Desde La Capona, afirman que los ladrones acostumbran a hurtar productos «difíciles de encontrar». Sobre todo, se dedican a cazar ediciones especiales y limitadas, que son de alto valor. Estos acostumbran a ser de tapa dura y presentan una estética especial.
La librería pone como ejemplos las ediciones especiales de Una corte de rosas y espinas y de Powerless, que rondan los 25 euros. También es habitual que se lleven ejemplares de «manga» —los cómics de origen japonés—. En algunos casos, apuntan, los libros desaparecidos acaban en portales web de compraventa o negocios de segunda mano: «Se revenden a precios muy caros».
En el otro lado de la calle Gasòmetre, en el Abacus Tarragona, también han sufrido robos recientemente. La subjefa de la tienda, Esmeralda Solé, también señala que «se nota un aumento cuando las editoriales sacan ediciones especiales». Sin embargo, comenta que siempre hay hurtos. «Tenemos sistemas de antirrobos y, cuando tenemos constancia de que han robado algún producto, denunciamos a los Mossos d'Esquadra».
Gertri Adserà, responsable de la librería Adserà explica que, en los 60 años que ha estado abierto este establecimiento en la Rambla Nova, han sufrido esta problemática. Este verano, sin embargo, ha notado que «han aumentado». Por este motivo, en los últimos meses han «intensificado» la vigilancia.
Reconoce, sin embargo, que es «desagradable» tener que hacerlo, tanto para la clientela como para los trabajadores. Por este motivo, han colocado espejos en diferentes puntos del techo. Eso, además, permite tener visión permanente de todos los puntos de la tienda desde la caja.
Las librerías, en contacto
«Hay personas que se lo toman como un juego, pero a nosotros nos cuesta mucho dinero», critica Adserà, quien señala que instalar dispositivos antirrobo en cada libro, como hacen las grandes superficies, «no sale a cuenta» porque supone un gran gasto.
Con respecto al modus operandi de los ladrones, es habitual que grupos numerosos entren en las tiendas y, mientras unos distraen a los trabajadores, otros aprovechan para robar. Adserà dice que sufren hurtos «por encargo». Una persona va a la tienda y pregunta por el precio de un libro que le interesa y, al cabo de unos días, lo roban. Las librerías de la ciudad, que están en alerta, tienen contacto constante para informarse entre ellos sobre los posibles ladrones.
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