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El caos ferroviario, protagonista de la Diada en Tarragona

Casi 3.000 personas llenaron la Rambla Nova con motivo de la manifestación unitaria y descentralizada del Once de Septiembre

Imatge de la manifestació unitària de la Diada Nacional de l’Onze de Setembre a Tarragona.

Imagen de la manifestación unitaria de la Fiesta Nacional del Once de Septiembre en Tarragona.Gerard Martí

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Tarragona

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«Volvemos a las calles», este era el lema bajo el cual las diferentes entidades organizadoras llamaban a la población catalana a movilizarse durante este Once de septiembre. Y así fue. 2.800 personas según la Guardia Urbana y unas 4.000 según la organización llenaron ayer tarde la Rambla Nova de Tarragona para pedir la independencia de Cataluña durante lo que fue la primera manifestación descentralizada desde el 2016. De esta manera, en vez de concentrar las protestas en Barcelona, estas tuvieron lugar de forma simultánea a las diferentes capitales catalanas. Además, este año, por primera vez, la organización no recayó exclusivamente en la ANC, sino que Òmnium Cultural, el AMI, el Consell de la República, la Intersindical, el CIEMEN y los CDR Cataluña se encargaron colectivamente, con el objetivo de «volver a las calles con determinación y unidad».

Críticas al sistema ferroviario

Un mar de esteladas y de camisetas verdes con el mensaje «Hacemos más corto el camino» recorrió la rambla tarraconense mientras resonaban los clásicos clamores a la independencia, este año sumando uno nuevo: «Illa, no colonizador». El presidente de la Generalitat no fue el único sobre el cual recayeron las críticas, y es que este año en cada ciudad se denunció un agravio diferente. En Tarragona, como no podía ser de otra manera, se criticaron las deficiencias del servicio de los trenes de Rodalies y regionales. «Este es uno de los territorios más perjudicados por la falta de infraestructuras en el transporte. La gente no puede ir a trabajar, las empresas no pueden dar servicios... Y eso sólo tiene una solución, que es la independencia,» afirmó Pere Grau, uno de los socios voluntarios de la ANC.

Un ambiente diverso

El acto empezó, sin duda, asimilándose más a una celebración. Los asistentes, animados, hacían cola para comprar camisetas, y el paseo de las Palmeras se encontraba impregnado de un ambiente festivo gracias a la música de la banda que acompañaba a los manifestantes, tocando temas que variaban desde el himno de els Segadors hasta la mítica de Disney Let it go. Pasando, evidentemente, por el Amparito, un clásico tarraconense.

En cambio, a medida que la masa se acercaba en el monumento a los Héroes de 1811, el punto final de la manifestación, la indignación se apoderaba gradualmente del entorno y el volumen de los clamores parecía hacerse más alto. «Continuamos aquí, pero se ha acabado la revolución de las sonrisas, ahora somos la revolución de los indignados. Nunca más saldremos con un lirio en la mano, ahora saldremos con un cactus, pincharemos hasta conseguir nuestra libertad», advirtió Jordi Pesarrodona, secretario nacional de la ANC, desde el escenario. El reloj tocó las 17.14 horas y a la reivindicación se sumó la conmemoración. «Hoy estamos aquí para rendir homenaje a los patriotas catalanes que 310 años atrás resistieron a las tropas borbónicas. Ellos nunca se rindieron y tampoco lo haremos nosotros», exclamó Pesarrodona. Acto seguido, los manifestantes pudieron escuchar los manifiestos hechos en el resto de ciudades catalanas a través de la pantalla que mostraba las conexiones en directo de las diferentes movilizaciones, aplaudiendo con especial fuerza cuando esta mostró al presidente de la ANC, Lluís Llach.

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