Sociedad
La ONCE organiza un desayuno a ciegas con los últimos cuatro alcaldes de Tarragona
Joan Miquel Nadal, Josep Fèlix Ballesteros, Pau Ricomà y Rubén Viñuales «probaron» el día a día de un ciego
¿Cómo se orientan las personas ciegas a la hora de comer? Ayer descubrieron la respuesta los últimos cuatro alcaldes de Tarragona, los cuales vivieron en sus propias carnes las dificultades que tiene que afrontar alguien con discapacidad visual grave en una acción tan cotidiana como es comer. Joan Miquel Nadal, Josep Fèlix Ballesteros, Pau Ricomà y Rubén Viñuales participaron en el desayuno a ciegas que organizó la ONCE en el restaurante La Cuineta.
Una vez sentados en la mesa, los alcaldes se pusieron un antifaz, dispuestos a hacer una pequeña cata del día a día de una persona ciega. No tardó en llegar el pan y el primer plato. La propietaria del restaurante, Celia García, daba indicaciones a los comensales: una longaniza en el centro, judías «a las seis» y medio tomate «a las doce». La técnica de rehabilitación de la ONCE, Laura Blanco, explicaba que una forma efectiva para guiar es haciendo referencia a las agujas del reloj.
Ella también daba instrucciones a los alcaldes a la hora de localizar los diferentes elementos que había sobre la mesa, arrastrando la mano para evitar hacer caer las copas o las botellas de agua. Después de unos primeros minutos desorientados, los alcaldes se adaptaron rápidamente. La comida dejó muchos momentos graciosos, como el de Nadal cogiendo el cuchillo del revés o el de Ricomà llenándose la copa de vino hasta arriba. «Cuesta saber si está muy llena la botella», reconocía entre risas.
Ballesteros, por su parte, admitía que había hecho «trampa» utilizando los dedos, mientras que Viñuales destacaba que las conversaciones entre ellos no eran las mismas que antes de ponerse el antifaz, porque todos estaban concentrados en la comida. Sólo Ballesteros dejó su plato limpio, ya que el resto se dejó alguna judía por el camino. El desayuno se complicó cuando llegó la sepia. Aunque estaba cortada, los alcaldes tenían que batallar para clavar el tenedor.
También era complicado llevarse a la boca las patatas fritas que había en el plato. Muchas veces lo intentaban sin éxito. Los alcaldes encontraron más facilidades con los postres, una crema inglesa con helado de vainilla. Viñuales, que fue el más sagaz, no utilizó la cuchara y se la bebió directamente. Los cuatro alcaldes aseguraban que, durante la comida, no se habían estresado. Sobre todo, porque eran conscientes de que se podían quitar el antifaz en cualquier momento.
Este desayuno a ciegas es una de las actividades de la Semana del Grupo Social ONCE en Cataluña, bajo el lema IGUALES. Para hoy. Para mañana, que tienen se mostraron las dificultades que se encuentra alguien con una discapacidad visual como finalidad, entre otros, de sensibilizar la ciudadanía sobre las dificultades en las que se enfrentan las personas con ceguera o reivindicar la importancia de la igualdad de oportunidades para todo el mundo.
Un ambiente distendido
El ambiente fue muy distendido. Había mucha complicidad entre los alcaldes, que estaban acompañados por el director de la ONCE en Tarragona, Josep Vila-seca, quien hacía gala de su gran sentido del humor, y otros miembros de la entidad. El Nàstic, los deportistas paralímpicos del territorio y Santa Tecla eran algunos de los temas que centraban la conversación. También hablaban de la «responsabilidad» y la «plena dedicación» tanto de los alcaldes como de los miembros de la ONCE, los cuales aprovechaban para hacer llegar algunas de sus demandas al actual alcalde.