Diari Més

Santa Tecla inclusiva

Dos afiliadas a la ONCE descubren los elementos del Séquito en una visita a la Casa de la Festa

Mar Velardiez y Vero Gutiérrez reclament más medidas para poder disfrutar de la fiesta

La Vero Gutiérrez abraçada a la Mulassa de Tarragona a la Casa de la Festa.

Vero Gutiérrez abrazada en la Mulassa de Tarragona en la Casa de la Festa.Fran Richart Barbeira

Publicado por

Creado:

Actualizado:

«¿ Cómo debe ser el Drac?», se preguntan. No conocen casi ninguno de los elementos del Séquito porque no los han tocado nunca, y si no los tocan no se los pueden imaginar. Cuando entran por primera vez en la Casa de la Festa se sorprenden, en el vestíbulo, por la magnitud de la Cucafera. Mar Velardiez, de 49 años, se entretiene en acariciar las telas de los trajes de los gigantes, y Vero Gutiérrez, de 21 años, se abraza a los nanos con delicadeza.

La experiencia, reveladora para ellas, lo es también para los que observamos cómo exploran cada figura. No han asistido nunca a un pasacalle o a una procesión, básicamente por las dificultades que les supone moverse entre la multitud.

«Hoy por hoy, a las personas ciegas se nos hace muy difícil poder vivir las fiestas», asegura Velardiez, que tan sólo conserva un 0,1% de visión en el ojo izquierdo. «Cuando hay tanto público la gente no se aparta; es misión imposible», añade Gutiérrez, que ha crecido con ceguera total desde el nacimiento.

Ganas de vivir las fiestas, sin embargo, no les faltan. Es por eso que reclaman medidas que según ellas facilitarían el acceso de las personas ciegas en las fiestas populares: una zona reservada específica en un espacio tranquilo y no masificado; una aproximación, táctil y con explicación, de todos los elementos durante los días previos a la fiesta; guías pododáctiles en el pavimento y mensajes informativos en la calle con braille pero también con aplicaciones tecnológicas como NaviLens, de señales de aviso.

Tanto Velardiez como Gutiérrez aseguran que prever las situaciones en las cuales después se enfrentarán «ayuda, y mucho». En este sentido, reconocen que un mapa tiflológico del Séquito también les sería de utilidad para memorizar la orden de actuación y la silueta de las figuras, aunque sea por medio de esculturas a escala pequeña. «En Madrid está el Museo Tiflológico de la ONCE, donde puedes tocar monumentos históricos en miniatura y así hacerte una idea de cómo son, y va muy bien. El tacto nos ayuda trazar un dibujo mental de lo que tenemos en frente», explica Velardiez.

Como sociedad nos hace falta, dicen, un cambio de mentalidad. Piden que la inclusión social sea un eje transversal de las políticas públicas, y que tanto los ciudadanos como las instituciones se lo tomen seriamente. «Que se hable de inclusión está muy bien, y que se hagan leyes también, pero si todo eso no se pone en práctica... ¿a mí de qué me sirve»?, cuestiona Gutiérrez. Desde el punto de vista festivo proponen que, dada la demanda de portadores de la Gegant Frida, se piense ya en la creación —o adaptación– de más elementos populares.

Cuando nos acercamos a la Mulassa, Velardiez avanza: «Yo ya la tengo en la cabeza». El año pasado acudió en Les mans de la Mulassa, una jornada de aproximación para personas invidentes que le permitió hacer bailar la bestia (este año se celebra el 14 de septiembre, en las 10.30 de la mañana, en la explanada de la Diputació, con la presencia también del Nano Capità). Aquel día, Velardiez, después de salir de la Mulassa, concluyó: «Ahora entiendo por qué amáis tanto estas piezas».

tracking