Animales
Las colonias felinas de Tarragona y sus cuidadores, bajo «amenaza»
La red de alimentadores afirma que tanto ellos como los gatos son víctimas «de ataques sistemáticos»
Los alimentadores de las colonias de gatos de Tarragona reclaman más protección y respeto para poder continuar con su tarea, ya que afirman encontrarse ante una «realidad alarmante y preocupante que afecta a todas las colonias de la ciudad». En un comunicado, el colectivo asegura que tanto los voluntarios como los animales están siendo víctimas de agresiones severas y amenazas por parte de individuos que se oponen a sus prácticas.
De esta manera, explican, a menudo los comedores y refugios son destrozados y los animales maltratados, incluyendo envenenamientos y golpes, entre otros. «Un vecino tiró gasolina en la zona de la colonia y soltó un perro grande para intimidarme a mí y atacar a los gatos», explica una voluntaria de la red.
Rompiendo estigmas
El colectivo lamenta que se les acusa «erróneamente» de generar problemas, cuando, en realidad, son ellos los que «mantienen limpios los espacios y controlan la población felina de manera responsable». También denuncian «la estigmatización» que sufren los gatos de calle por parte de la sociedad.
«Los gatos no rompen coches, ni se alimentan de ratas. Tampoco tiran basura ni escombros; son los humanos los que generan estos problemas, y somos nosotros los que nos encargamos de limpiar las zonas», afirman. Además recuerdan que «los gatos no viven en la calle porque lo deseen, sino porque han sido víctimas del abandono humano».
Solas ante la inseguridad
La entidad también alerta que la situación no sólo afecta a los gatos, sino también a las personas que cuidan. «Muchos de nosotros hemos sido amenazados físicamente, y tememos que estas situaciones acaben en una agresión grave» aseguran. Por este motivo, también insisten en la necesidad de recibir más protección por parte de los cuerpos policiales y que estos ataques, tanto a los animales como a las voluntarias, no sean ignorados.
«Tenemos que insistir mucho para que nos hagan caso y a menudo no se toman nuestras denuncias seriamente», explica la alimentadora. «Creo que también es importante acabar con esta figura estereotipada y errónea de la viejecita que da sobres a los gatos. Somos personas de todas las edades, etnias y estratos sociales, que hacemos esta tarea de manera altruista», recalca.
Desde el colectivo también defienden el hecho de que «son los mismos gatos los que escogen el sitio donde establecerse» y, por lo tanto, «no pueden ser trasladados a otro espacio simplemente porque alguien no los quiera en su zona». «Alimentarlos en un lugar fijo es crucial para poder controlarlos, esterilizarlos y vigilar su salud, especialmente la de los animales enfermos y las crías», advierten.
Además, recuerdan que «no está prohibido alimentar los gatos de la calle, ya que la Ley de Bienestar animal protege a las colonias» y que las personas que lo hacen «cuentan con un carné de alimentador para poder ejercer esta tarea, que acredita tanto su formación como la autorización del Ayuntamiento».
Recursos insuficientes
No obstante los esfuerzos de la red y el apoyo del consistorio, la entidad afirma «no dar abasto». «La voluntad es buena, pero la ayuda es insuficiente para cubrir todas las necesidades de estos gatos. Al final acabamos pagando de nuestro bolsillo tanto el alimento como los servicios veterinarios», lamenta la voluntaria.
Por su parte, la consejera de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Tarragona, Sandra Ramos, ha explicado en declaraciones a este diario que el consistorio «está trabajando en el proyecto de gestión de las colonias», y ha pedido una subvención al Estado para invertir más recursos, que incluirán campañas de sensibilización. «El compromiso del Ayuntamiento con el bienestar animal es firme, hay mucho por hacer y por mejorar, pero para eso estamos trabajando», asegura la consejera.