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Fiestas

Los más pequeños disfrutan probando ser un nano de Tarragona

Los nanos Joves y Vells permitieron a los más pequeños formar parte del Seguici durante un rato

Decenas de familias se acercaron ayer tarde a la Casa de la Festa de Tarragona para probar uno de los elementos más históricos del Seguici de la ciudad.Gerard Martí

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Antes de las seis de la tarde, muchas familias ya hacen cola delante de la Casa de la Festa. Impacientes, los niños quieren que se abran ya las puertas. Un momento especial les espera. Desde hace años, los Nanos Vells de la ciudad organizan cada 17 de septiembre, y de agosto, el acto Sigues nano per un dia! Este año, cuentan también con la colaboración de los Nanos Nous y la convocatoria es masiva.

«¿Pesa mucho?», interroga el padre al hijo, que ya tiene en la cabeza el Nano Pagès. Mientras uno de los monitores le aguanta la cabeza, el otro le enfunda la chaqueta y la faja. La Casa de la Festa es un batiburrillo de disfraces, paseos y cámaras del móvil. «¡Saluda Biel!», exclama una madre. «Vamos a saludar a mamá». El niño se acerca, sigue paseando por la sala con el nano en la cabeza y, cuando le sacan, tiene una sonrisa de oreja en oreja. «Ya tenemos un nuevo fichaje, este hará kilómetros», bromea un miembro de los nanos.

«Es una manera de acercar a la gente al Seguici. Hay quien ha venido a ponerse al nano y después nos ha contactado para sacarlo», explica Laura Sendracap de colla de los Nanos Vells. El jaleo continúa. «¡Yo quiero el del nastiquer!», dice una niña sólo entrar en la sala. Aunque no todos son tan decididos. Un niño mira al nano con recelo. «Mira, si dentro no hay nada. Se lo pondremos a la abuela». Pero ni la abuela, con su cabeza  transformada, es capaz de convencerlo.

Otros tienen suerte y el traje les queda a la perfección. «Es muy chulo y me encanta disfrazarme. Puedes ver por debajo de la boca. Pero pesa mucho, no pensaba que pesara tanto», dice Iker, de diez años, después de probarlo. «Le encanta el Seguici. Siempre nos pide estar en primera fila cuando desfilan por la calle», comenta Mariona, su madre.

En la sala no para de entrar nios, que disfruta de lo lindo. Los bebés miran escépticos a sus hermanos mayores, sin entender muy bien cómo cambian de nano. «Siempre nos comentan y preguntan por el tema de la claustrofobia, también a la hora de moverse. Pesan, aunque no lo parezca, y quien se lo pone la primera vez se tiene que habituar para encontrar el equilibrio. Pero no tiene ningún tipo de complicación», explica Sendra.

Los pequeños cada vez cogen más confianza y piden dar paseos más largos, saludando a sus fotógrafos profesionales. Unos auténticos profesionales, preparados para en unos años salir por las calles de la ciudad por Santa Tecla. Aunque en algunos casos el nano hace casi la misma altura que ellos. «Cuando empezamos a hacer este acto no sabíamos cómo respondería la gente. Pero cada vez tenemos más gente», añade el cap de colla. Los adultos también disfrutan y algunos se animan a transformarse en un nano más. Porque la pasión por el Seguici va más allá de la edad.

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