Santa Tecla
Los más pequeños hacen suya la fiesta mayor con la Baixadeta de l'Aligueta
El Séquito Pequeño hizo disfrutar miles de personas y aprovechó para hacer sus reivindicaciones
Miles de personas llenaron ayer las escaleras de la Catedral y las plazas y calles de la Part Alta para disfrutar de la Baixadeta de l'Aligueta, que daba el pistoletazo de salida a la fiesta mayor de los más pequeños.
La Baixadeta de l'Aligueta da el pistoletazo de salida cada año en la fiesta mayor de los tarraconenses más pequeños. Ayer, miles de personas se concentraron en las escaleras de la Catedral y las calles de la Part Alta para disfrutar con el Séquito Pequeño. Se respiraba mucha emoción y ganas de fiesta en los minutos previos a la aparición estelar del Aligueta. Cuando la pieza sacó la cabeza, empezaron los vítores y aplausos.
El momento álgido llegó con las primeras notas de Paquito el Chocolatero. Niños y jóvenes llenaban la plaza de las Cols para saltar y bailar los alrededores de los elementos del Séquito. También había muchos padres y madres, que disfrutaban tanto o más que sus hijos.
Todo el mundo esperaba que sonara el primer Amparito Roca de la tarde, que llegó después de que la Aligueta hiciera su bajada. A partir de aquí, el himno de las fiestas de Santa Tecla se repetía sin cesar. A veces se colaba alguna otra canción como El Bequetero. También sonó el hit del verano La Marina está morena en versión charanga, que fue cantada a pleno pulmón por el público. Los Gegants Vels Petits, la Mulasseta, el Lleonet, los Negritos Petits los Gegants Moros Petits y la Cucafereta hicieron suya la fiesta mayor, e inundaron de música y alegría todo el recorrido hasta la plaza de la Font.
Una fiesta reivindicativa
La Baixadeta de l'Aligueta, como en su versión grande —que se celebrará el 21 de septiembre—, también sirve como acto reivindicativo, donde todas las piezas aprovechan para denunciar alguna problemática de la ciudad. El Aligueta llevaba colgado en el cuello una pancarta con el mensaje «esta Casa de la Festa es una ruina», mientras que los Gegants Vells Petits criticaban «la ratio por las nubes», la «cero accesibilidad» y las «goteras» la Escuela El Miracle.
Por su parte, la Mulasseta denunciaba que el «turismo masificado» es un «peligro para la ciudad», y el Lleonet abogaba por «más cuentos y menos pantallas», con un cartel de su libro Un león de ensueño. La Cucafereta aprovechó para unirse a las reclamaciones vecinales para pedir «más seguridad» y «una comisaría en el barrio del Port».
