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Fiestas

Un correfuego multitudinario para decir adiós a Santa Tecla

Centenares de personas llenaron la Rambla Nova y las calles adyacentes

El correfoc va fer les delícies de grans i petits amants del foc i les espurnes.

El correfuego hizo las delicias de grandes y pequeños amantes del fuego y las chispas.Diario Más

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Como es tradición el Correfuego y la traca cerraron las fiestas de Santa Tecla. Centenares de personas llenaron el recorrido, desde la playa de Mitja Lluna hasta la plaza Corsini, pasando por la Rambla Nova y la calle Canyelles.

El El Ball de Diables de Tarragona, el Drac, el Bou, la Víbria, el Griu, els Diables Voramar, el Drac de Valls, Lo Dràcom de Riudoms, el Ball de Diables de Ribes Colla Jove, el Ball de Diables de Vilanova y el Ball de Diables de Vilafranca hicieron las delicias de grandes y pequeños amantes del fuego y las chispas.

Como es habitual, el Ball de Diables de Tarragona empezó el recorrido. Lucifer, Diablesa y compañía encendieron las primeras carretillas y surtidores en la plaza de la Mitja Lluna y enfilaron la calle Unió. Este punto del recorrido había estado en duda a causa del peligro de derrumbe del edificio ubicado en el número 3, casi en el chaflán con la Rambla Nova. Finalmente, sin embargo, el equipo técnico de arquitectos municipales decretaron que no había peligro y, por lo tanto, no fue necesario cerrar la calle. Los hechos tuvieron lugar el pasado martes, 17 de septiembre.

Encendidas en la plaza Corsini

Después de recorrer la Rambla Nova y la calle Canyelles, los grupos de fuego se dirigieron a la plaza Corsini, donde realizaron las habituales encendidas finales. Con el Mercado Central como espectador privilegiado, diablos y bestias iluminaron la noche tarraconense. Instantes después, la multitud se dirigió a toda prisa hasta la Rambla Nova para cumplir una de las tradiciones a más tarraconenses: correr la traca para despedir a Santa Tecla.

Cuando pasaban minutos de las doce de la noche, la traca de la pirotecnia Poleggi de Canepina (Italia) se encendió y centenares de personas empezaron a correr hasta la estatua de Roger de Llúria. Fue allí donde, con una mezcla de tristeza y alegría, los tarraconenses gritaron el último «¡Viva Santa Tecla!» hasta el próximo año.

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