Crónica
Los pilares rompen rachas y corazones
Únicamente dos de las collas tarraconenses consiguieron llegar al Balcón del Ayuntamiento
El espíritu casteller y la devoción por Santa Tecla llenaron, un año más, la Part Alta de Tarragona. La festividad de Mercè congregó miles de personas para presenciar uno de sus actos más icónicos: la bajada de los Pilars Caminant. Desde buena mañana, la calle Major y la plaza de las Cols se llenaron de gente que se hacía espacio entre la multitud para poder ver de cerca cómo los pilares de las cuatro collas castelleras de la ciudad subían y bajaban los 19 peldaños de las escaleras de la Catedral y recorrían los 500 metros que los separaban del Ayuntamiento. Mientras los tarraconenses pasaban la espera conversando con sus vasos de plástico en las manos, muchos turistas se reunían interesados mientras escuchaban las explicaciones de algunos locales, que les intentaban hacer entender, cómo podían, los básicos del fet casteller.
Las collas completaron con éxito las dos rondas previas en la plaza de las Cols. Allí los Xiquets de Tarragona apostaron por un 4de8 y un 3de8, mientras que la Jove optó por un 3de8 y un 4de8. Los Xiquets del Serrallo completaron un 3de7 y un 4de7, y los de Sant Pere i Sant Pau un 5de7 y un 4de7 amb agulla.
Finalmente, la gente empezaba a abrir paso y el momento de levantar el primer pilar se acercaba. Los primeros, como marca la tradición, fue la colla más antiguo de la ciudad, es decir, los Xiquets de Tarragona. Mientras los matalassers completaban su descenso por las escaleras con paso firme, la canalla de la Jove se hacían paso entre la multitud para preparar su salida. Las dos collas completaron sus bajadas por la calle Major y el Misericòrdia, acompañados, en todo momento de un público entregado que daba ánimos a cada paso.
Tanto los lilas como los matalassers consiguieron completar el recorrido y llegar a la fachada del Ayuntamiento, donde las enxanetas fueron subidas con sus fajas entre los fuertes aplausos de la masa de personas que ocupaba la plaza de la Font. La Jove, que decidió hacer un cambio de bajos en el cruce entre la calle Nau y Cavallers, fue la colla más rápida, con 7 minutos y 32 segundos. Los Xiquets, por su parte, alcanzaron el hito con 7 minutos y 58 segundos, haciendo un ágil cambio de bajos después de llegar a la plaza de la Font. Desde 1970, los matalassers han hecho llegar su pilar 37 veces.
Los terceros en salir de la plaza de las Cols fueron los Xiquets del Serrallo, este año apadrinados por el periodista Joan Maria Pou. Desgraciadamente, los azules fueron protagonistas de uno de los momentos más dramáticos de la diada. Después de varias paradas y un primer cambio de bajos a media calle Major, fue al cabo de 7 minutos y 48 segundos, justo antes de sacar la cabez por la plaza de la Font, cuando los del barrio marinero tuvieron que finalizar su camino mientras intentaban reajustar su posición, rompiendo su racha. Después de 26 pilares consecutivos llegando al Ayuntamiento, este año el hito no pudo ser alcanzado.
La fuerte exclamación del público que fue testigo de la caída seguida, inmediatamente, de aplausos todavía más intensos que se extendieron rápidamente entre la multitud. Después de su trágico parón, los Xiquets del Serrallo entraron en la plaza, dignos a pesar de la evidente decepción y frustración que dominaba el ambiente. Las lágrimas de los niños se contagiaban rápidamente, tanto entre castellers como observadores, que animaban con fuerza a los miembros de la colla. El momento más motivo llegó cuando el enxaneta, Arán Gaya, subió al balcón del Ayuntamiento, recibiendo una fuerte y merecida ovación por parte del público.
Finalmente, los últimos en salir fueron los castellers de Sant Pere i Sant Pau, la colla más joven de la ciudad. Los verdes arrancaron con un gran empuje y avanzaron a un ritmo rápido, un hecho que a pesar de repetirse cada año, siempre deja atónito además de un espectador. «Parece que vayan en patines», comentaba una adolescente que seguía el pilar desde su pantalla del móvil. Los de Sant Pere i Sant Pau subieron y bajaron las escaleras en un minuto y 25 segundos, y mantuvieron su característica velocidad durante la bajada de la Calle Major. En cambio, la situación empezó a torcerse después de la entrada en la plaza de la Font. «¡Atrás! ¡Llegan muy cansados!», exclamaba una castellera mientras hacía cordón para abrir el paso en un pilar cada vez más inestable.
La tensión era evidente, y, sin embargo, la caída a los pies del balcón del Ayuntamiento dejó en choque en toda la plaza. Los del barrio cooperativista completaron el recorrido con 7 minutos y 59 segundos. Bien, dependiendo a quién le preguntes, ya que la validez de este pilar fue objeto de debate, ya que no existe un protocolo por este tipo de situación. A pesar de la polémica que divide al público casteller, este se unió, sin dudar, a la hora de animar a los verdes, que cerraron una diada agridulce.