Diari Més
Pilar Rizo

Jefa de cardiología de la Xarxa Santa Tecla

Salud

«Si olvidamos la alimentación o la actividad física, los fármacos no irán bien»

La doctora reitera la importancia de un estilo de vida saludable, tanto para prevenir como para recuperarse de una cardiopatía

Rull recorda que si patim un dolor intens al pit, tot i pensar que es degui a l’estrès o a l’ansietat, cal que ens visiti un professional.

Rull recuerda que si sufrimos un dolor intenso en el pecho, a pesar de pensar que se deba al estrés o a la ansiedad, hace falta que nos visite un profesional.Cedida

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Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo. A pesar de su alta incidencia, prevenirlas y detectarlas a tiempo es, en la mayoría de los casos, sencillo. Hablamos con la jefa de cardiología de la Xarxa Santa Tecla, Pilar Rull, sobre cuáles son las patologías más frecuentes, como detectarlas y la importancia de llevar un estilo de vida saludable.

—¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más frecuentes?

—Las podemos dividir en tres grandes bloques. El primero es la cardiopatía isquémica. Se trata de enfermedades coronarias, como las anginas de pecho o los infartos. A causa de alguno de los factores de riesgo, como colesterol alto, tabaquismo, hipertensión, diabetes, etc., se produce una arteriosclerosis que hace que se atasquen las arterias. La circulación sanguínea al corazón no llega bien, causando un dolor al caminar o al hacer esfuerzo. En este caso estaríamos hablando de una angina. Cuando las placas de arteriosclerosis se rompen, se forma un coágulo y este atasca la arteria por completo, estamos hablando de un infarto.

—¿Cuáles son los otros dos bloques?

—El segundo es la insuficiencia cardiaca, es una patología que hace que el corazón no bombardee correctamente. Eso causa una acumulación de líquidos que se acumula en los pulmones o en las extremidades. Es una enfermedad muy prevalente, y que puede afectar mucho a la calidad de vida. Afortunadamente, tenemos muchas opciones para tratarla y cada vez el pronóstico es mejor.

—¿Y el último?

—Son las arritmias, es decir, los trastornos del ritmo cardiaco, sean arritmias rápidas o lentas. Tanto en un caso como en el otro, también pueden afectar mucho a la vida del paciente.

—¿Qué síntomas nos tendrían que alertar de que alguna cosa no va bien?

Cuando hablamos de la cardiopatía isquémica, habitualmente es el dolor en el pecho, como si fuera un peso en el centro, que se irradia hacia los brazos, el cuello o la espalda. Habitualmente, viene acompañado de sudoración, malestar general y ganas de vomitar. Ahora bien, el dolor de la angina o del infarto no siempre se presenta así, especialmente en mujeres o en personas diabéticas. Los síntomas están más enmascarados y pueden pasar como una indisposición, cosa que hace que haya pacientes que tarden más a ir al hospital.

—¿Cuáles serían los síntomas en la insuficiencia cardiaca? ¿Y en las arrítmias?

—La insuficiencia genera cansancio y ahogo a causa de la acumulación de líquido en los pulmones. Otro síntoma sería un aumento del volumen de las piernas, derivado de la retención de líquidos. En el caso de las arritmias, si son rápidas, los síntomas son palpitaciones o sensación que el corazón va acelerado. Y en las lentas, mareos o, incluso, pérdida de conocimiento.

—Muchas de las cardiopatías se podrían prevenir con un estilo de vida saludable. ¿Exactamente, qué hay que hacer para reducir el riesgo?

—Son cosas realmente sencillas. Uno de los pilares fundamentales es la dieta. Hay que seguir una dieta mediterránea, baja en grasas y rica en verdura, fructifica, pescado azul. El otro pilar es la actividad física. No hace falta que sea deporte de alta intensidad, pero es importante hacer un deporte de intensidad media, como caminar, ir en bicicleta, o nadar, un par o tres de veces a la semana, unos 30 o 40 minutos. Asimismo, se tiene que evitar el consumo de tabaco, porque contiene unas sustancias que aceleran la arteriosclerosis y si se tienen que controlar otras enfermedades como la hipertensión o la diabetes, porque mal controladas, también pueden causar arteriosclerosis, y que esta provoque un infarto, una trombosis o un ictus. Aunque sean consejos sencillos, conseguir que los pacientes los sigan es una lucha diaria. Llevamos un estilo de vida muy acelerado y no siempre se tiene tiempo de hacer deporte o de seguir una dieta correcta, pero siempre se tiene que intentar sacar el momento porque es muy importante.

—Habla de este estilo de vida acelerado, ¿el estrés tiene una relación directa con los problemas cardiovasculares? 

—Sí. El estrés no es un factor de riesgo, pero es un desencadenante clarísimo. Si un paciente que tiene otros factores de riesgo le suma el estrés, tiene muchos más números de acabar sufriendo un problema coronario. No nos va a favor, seguro.

—¿Hay alguna manera de diferenciar si sufrimos un dolor en el pecho derivado de un ataque de ansiedad o de un problema cardiovascular?

—Los síntomas se pueden confundir. Por lo tanto, si una persona tiene un dolor intenso en el pecho, aunque piense que son nervios, que se dirija a un CAP o a un centro hospitalario, para que los profesionales determinen si es estrés o no.

—Una vez se diagnostica una enfermedad cardiovascular, ¿qué tienen que hacer los pacientes?

—El tratamiento tiene tres pilares. El primero es el tratamiento farmacológico, que es muy importante. De hecho, muchas de las terapias han cambiado por completo el pronóstico de los pacientes y hacen que cada vez tengan mejor pronóstico y una vida lo más normal posible. Los otros dos pilares son la alimentación y el ejercicio físico. Si uno de estos no funciona o lo olvidamos, los otros no van bien. En este sentido, hay que destacar que hace dos años que pusimos al marcharse en el CAP Llevant la Unidad de Rehabilitación Cardiaca, que ayuda a los pacientes a recuperarse después de haber sufrido un acontecimiento coronario.

—¿A quien va dirigido el servicio que ofrece la Unidad de Rehabilitación Cardiaca? ¿Cómo funciona?

—Va dirigido a pacientes que haga menos de un año que hayan sufrido un acontecimiento coronario. La Unidad cuenta con un equipo multidisciplinar formado por cardiología, fisioterapia, enfermería, rehabilitación, psicología, nutrición. Se les hace una primera visita, para hacer la valoración y después ya entran en el programa. Se hacen sesiones de una hora y media tres días a la semana durante dos meses. En estas sesiones, el equipo de fisioterapia enseña las pautas correctas de actividad física después de un infarto. Hay sesiones de educación sanitaria por parte de enfermería, sesiones con un dietista que ofrece consejos de alimentación saludable, sesiones grupales con un psicólogo donde los pacientes pueden expresar sus miedos y desazones. Verbalizar sus dudas les ayuda a recuperar la confianza y a volver antes a la normalidad. Los participantes están muy agradecidos y contentos. Y el equipo estamos orgullosos de los resultados, ya que ha supuesto un gran esfuerzo.

—¿Aparte de esta Unidad de Rehabilitación Cardiaca, tienen otros proyectos o unidades especializadas?

—Sí, tenemos dos más. Una es la Unidad de Insuficiencia Cardiaca. Se trata también de una unidad multidisciplinar, donde intervienen cardiología, enfermería y medicina interna. El enfermero da toda la educación sanitaria, el cardiólogo pasa visita y, junto con medicina interna, hace el seguimiento. Si en el seguimiento se observa que el paciente está descompensado, se aplican terapias para evitar el ingreso y dar la máxima calidad de vida. El otro proyecto es el de Cardiooncología.

—¿En qué consiste?

—La quimioterapia a menudo tiene efectos tóxicos para el corazón. Por eso, el cardiólogo vigila a los pacientes de cerca, haciendo ecografías y analíticas que permiten detectar precozmente la toxicidad de la quimioterapia, tratarla rápidamente y evitar también que se tenga que suspender la quimioterapia.

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