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Investigación

Una investigación coliderada por la URV revela cómo nadaban los primeros vertebrados marinos

El estudio descubre cómo evolucionaron los seres para vivir fuera del agua

Francisco Huera-Huarte, investigador del Departament d'Enginyeria Mecànica de la URV.

Francisco Huera-Huarte, investigador del Departamento de Ingeniería Mecánica de la URV.URV

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Una investigación coliderada por la URV ha revelado cómo nadaban los primeros vertebrados marinos, como los ostracodermos, y los mecanismos hidrodinámicos que les permitieron ser los primeros vertebrados en ascender más allá del fondo marino, mucho antes de lo qué, hasta ahora, se creía.

Después de exponer modelos fabricados en 3D de estos peces extintos en corrientes de agua, Francisco Huera-Huarte, investigador del Departamento de Ingeniería Mecánica, junto con biólogos de la Universidad de Valencia y de la Universidad de la República (Uruguay), han determinado que, a pesar de su morfología, eran unos nadadores lo suficiente hábiles para ocupar estratos más próximos a la superficie.

Los resultados del estudio implican un cambio en la concepción que se tenía sobre los primeros vertebrados marinos y ayudan a entender cómo evolucionaron para, a la larga, vivir fuera del agua.

El devoniano es el periodo geológico en que aparecen los primeros insectos y cuando los vertebrados, que habitaban el mar, empiezan a desarrollar las extremidades necesarias para salir. En tierra firme, algunas plantas desarrollan tejidos leñosos y la habilidad de reproducirse mediante semillas, hecho que dio lugar a los primeros bosques de la Tierra. Los ecosistemas oceánicos, poblados por briozoos, braquiópodos, corales y trilobites, propiciaron la aparición de los primeros vertebrados, entre los cuales había unos peces denominados ostracodermos.

Tradicionalmente, la literatura científica ha descrito los peces de esta clase como nadadores torpes que se limitaban a reptar por el fondo marino, debido a la configuración de su esqueleto. Y es que los ostracodermos —nombre derivado del griego «piel de caparazón»- presentaban un exoesqueleto rígido que cubría la parte delantera de su cuerpo, limitando la movilidad. Estos animales, ya extintos, no disponían de mandíbula, ni tenían ninguna aleta más que la caudal, es decir, su propia cola.

Hacía tiempo que investigadores de todo el mundo sospechaban que los ostracodermos habían tenido un papel destacado en la colonización de la columna de agua de la zona pelágica marina o, dicho de otra manera, aquellas partes del mar que no se encuentran sobre una plataforma continental, mar adentro. No obstante, los mecanismos natatorios que tenían que haber utilizado para expandir su hábitat del fondo marino a estratos menos profundos no estaban claros. De hecho, los biólogos atribuían la colonización de la columna de agua a peces más modernos.

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