Rector de la Universidad Rovira i Virgili
Entrevista
Josep Pallarès: «El Área Metropolitana es más mediática, pero la Región del Conocimiento está viva»
El rector de la Universidad Rovira i Virgili afronta un nuevo curso escolar marcado por las obras en la Facultad de Educación y Psicología en el Campus Sescelades, el aumento de plantilla del profesorado y el récord de estudiantes matriculados a la institución
¿Cómo se linda el nuevo curso con récord de alumnado? ¿Es un objetivo sumar cada vez más estudiantes?
«Se afronta como cualquier otro. Con las ganas de hacer las cosas de la mejor forma posible y devolver la confianza de los alumnos depositada en la universidad. El récord no es buscado, pero lo veo cómo una equilibra. Por una parte, supone más trabajo con los mismos recursos. Y por el otra es una respuesta a la necesidad de formación del territorio».
Antes del verano que viene la URV sumará 68 nuevos profesores. ¿Por qué se ha desencallado ahora la contratación?
«Viene derivada de la LOSU. La primera ley universitaria que dispone de un acompañamiento económico para aplicarla. La normativa fija unas restricciones a nivel de docencia, tanto para los profesores lectores como para los asociados. Todo eso finalmente se ha transformado en un programa de inversiones de 800 millones de euros en toda España, unos 3.500 nuevos profesores. En la URV, nos corresponden 68 nuevos docentes.
Aparte, hemos impulsado un Plan de choque de tres años, hasta el 2025, que nos tiene que permitir contratar a 25 profesores cada año. Y estamos a la espera de las incorporaciones derivadas del programa de financiación de la Generalitat».
¿Eso podrá revertir la precariedad de parte del profesorado?
«Nos permitirá mejorar mucho la situación, pero no solventar todos los problemas. Es un incremento muy importante, impensable hace unos años. Tenemos que pensar que arrastramos problemas desde el 2008, cuando se calculaba que necesitábamos a 400 nuevos profesores.
Todos estos programas nos tienen que permitir captar más talento. Y también avanzar el relevo generacional, ya que siempre hay un decalaje de uno o dos años entre que un profesor se jubila y otro se incorpora a su lugar a tiempo completo. Con todo, estamos hablando de una cifra próxima a los 200 nuevos docentes que tiene que aliviar mucho la presión que hay actualmente en la universidad».
¿Cuál es el papel de la URV en la descarbonización de las industrias en Tarragona? ¿La legislación tendría que cambiar para no perjudicar el proceso?
«Tenemos que poner el conocimiento al servicio de las empresas para llegar a este hito. Siempre ha sido nuestra apuesta. Queremos que los motores económicos de nuestra región sean sostenibles. Con los agentes territoriales del conocimiento, se tiene que averiguar qué tecnologías actualmente son lo bastante maduras como para hacer un escalado industrial.
A día de hoy, no se sabe cuál será la tecnología ganadora. Pero eso es un problema mundial y para conseguirlo necesitamos las infraestructuras, como el nuevo centro de descarbonización. Eso no es política, no conoce de colores».
Pero las inversiones sí que tienen que venir de la política. ¿Cómo se encuentra el proyecto de las 4 plantas piloto?
«Sí, como con las cuatro nuevas plantas. La aproximación actual es que la banda de construcción sea con dinero público y que el uso y explotación sea privado. El proyecto está encima de la mesa».
Otro de los motores económicos del territorio es el sector Servicios. ¿La formación que se ofrece corresponde con las demandas de las empresas?
«En cada ámbito nos lo vamos planteando de forma continua. Ahora estamos haciendo tres grados duales, alumnos que trabajan en una empresa y se forman al mismo tiempo. Eso hace cinco años no existía. Y puede dar una formación más a medida sobre la colaboración publicoprivada. Cuándo pensamos en nuevas titulaciones siempre nos preguntamos si hay demanda de alumnos, demanda laboral y si tenemos las capacidades para hacerlo».
Hace mucho que no se habla de la Región del Conocimiento. ¿Es compatible con el Área Metropolitana?
«El proyecto de la Región del Conocimiento lo mantengo vivo y es totalmente compatible con el Área Metropolitana. Los proyectos van evolucionando y hay unos más mediáticos que otros. La idea de fondo es la misma: que no nos diga nadie, desde otro lugar, qué estrategia tenemos que sacar adelante. Somos lo bastante mayores para decidir qué proyectos queremos impulsar en el territorio.
Es muy frustrante cuando tú planteas un proyecto a nivel territorial y desde una oficina, más lejos o más cerca, te dicen que no. Esta idea cada sector, también el privado, se lo tiene que hacer suya, más allá de liderazgos. Nos tenemos que dar apoyo para empujar conjuntamente».
Les obras en la Facultad de Educación y Psicología ya han arrancado. ¿Como valora el traslado del alumnado en otros espacios?
«Yo diría que está yendo muy bien. Estamos moviendo a 1.880 alumnos. La mayoría se han reubicado en el Campus Sescelades. En las facultades de Química y Tecnología están más apretados que otros años, pero son buenos vecinos. Ha sido un gran trabajo porque es un tetris de dimensiones inmensas».
Varios alumnos trasladados al Seminario se quejan de la falta de servicios y la falta de espacio en las aulas.
«Son unos 200 alumnos el que han ido. Si hubiéramos tenido más espacio en el Campus, no hubieran ido allí. Sin embargo, las instalaciones del recinto son nuevas. Siempre puede haber problemas logísticos. Son elementos ordinarios, que no quiere decir que no tengan su importancia. Siempre que se ha detectado cualquier problemática lo que se ha hecho es hablar con los responsables del Seminario para encontrar soluciones».
Un proyecto pendiente es la nueva Facultad de Salud y Medicina. ¿Confía impulsarlo con la nueva consellera de Universidades, Núria Montserrat?
«Lo que hemos hecho, conjuntamente con el Ayuntamiento de Reus, es poner el proyecto encima de la mesa y que esté en la agenda política. Estamos hablando de un proyecto de unos 80 millones de euros. La nueva consellera fue receptiva.
Aunque aquí también entra la conselleria de Salud, porque estamos hablando de un hub donde hay una parte de investigación. La primera etapa es poder conseguir un proyecto básico. Tenerlo bien definido y preparado para, cuando esté la oportunidad de acceder a los recursos suficientes, lanzarnos a la primera».