Sociedad
Los musulmanes de Tarragona reclaman espacios donde ser enterrados
Muchas familias tienen que enterrar a sus difuntos en otras ciudades o repatriarlos en sus países de origen
Hoy en día el cementerio de Tarragona es aconfesional, es decir, no está vinculado a ninguna confesión determinada y, por lo tanto, se puede enterrar a cualquier persona, independientemente de sus creencias religiosas.
Ahora bien, esto también implica que el recinto no dispone de ninguna zona habilitada para adaptarse a las prácticas y rituales funerarios de diferentes doctrinas, un hecho especialmente problemático para la comunidad musulmana de Tarragona, que reclama más espacios para poder enterrar sus seres queridos siguiendo la tradición islámica. Esta marca que los difuntos tienen que ser enterrados no más de 24 horas después de su muerte, con el cuerpo orientado a La Meca y en contacto directo con la tierra.
Actualmente, Tarragona no tiene ningún espacio específico ni condicionado que cumpla estos requisitos, un hecho que según Mounaim Boutahar Bien Sassi, vicepresidente de la Comunidad Islámica As-salam de Tarragona, «genera una situación compleja y de alta carga emocional» para el colectivo. Esta falta de infraestructuras, explica, causa que numerosas familias exploren opciones que en la mayoría de los casos suponen un «gran reto».
De esta manera, muchas personas optan por enterrar sus seres queridos en otras ciudades cercanas que sí disponen de espacios específicos, como es el caso de Valencia, donde en el año 2020 se inauguró el Cementerio Musulmán Alsalam. No obstante, se trata de una alternativa que, asegura Boutahar, implica un proceso «logísticamente complejo y costoso».
Otra práctica muy común, y quizás la más popular entre los colectivos musulmanes en España, es la repatriación de los cuerpos en sus países de origen. Una opción que a menudo puede resultar inaccesible a causa de su coste económico, que oscila entre los 3.000 y 6.000 euros. También queda descartada para los conversos españoles, los cuales no tienen vínculos familiares o la posibilidad de gestionar un traslado internacional.
«La creación de un cementerio islámico o la reserva de parcelas en los cementerios existentes no sólo proporcionaría un alivio logístico y económico, sino que también contribuiría a fortalecer el sentido de pertenencia e integración a la comunidad local», expresa Boutahar.
La problemática, lejos de ser exclusiva en la ciudad de Tarragona, es compartida por toda España, donde la comunidad islámica, formada por más de 2,3 millones de personas, únicamente cuenta con 35 cementerios operativos distribuidos en 27 provincias.
Una actuación de emergencia
La habilitación de un espacio específico para los difuntos musulmanes en Tarragona ya se puso sobre la mesa en el año 2020, con la llegada de la pandemia, cuando el cierre de las fronteras de varios países imposibilitó gran parte de las repatriaciones. Como consecuencia, se acordó habilitar una superficie en el cementerio para cinco tumbas.
A raíz de esta actuación de emergencia, el Ayuntamiento expresó la voluntad de aplicar medidas más permanentes para dar respuesta a las peticiones de la comunidad, pero nunca se llegaron a ejecutar. A día de hoy, una única persona ha sido enterrada en el cementerio de Tarragona siguiendo la tradición musulmana.