Sociedad
Ramon Mullerat y Maria Grau se vuelven a presentar para ser prefecto de la Sang
Las elecciones se celebrarán a finales del mes que viene
Después de la intervención del arzobispo Joan Planellas en la Reial i Venerable Congregació de la Sang, los mismos candidatos que se presentaron para liderar la entidad hace meses lo han vuelto a hacer. Ramon Mullerat, partidario de la línea continuista del anterior prefecto, mosén Queraltó, y Maria Grau, que apuesta por una renovación en la congregación, serán los dos candidatos a los comicios.
Así lo confirman fuentes del Arzobispado en el cierre de esta edición, a la espera de que la Junta Electoral proclamara las candidaturas ayer por la noche. De esta forma, y si se siguen los procedimientos establecidos, el conflicto causado dentro de la congregación podría llegar al fin con la elección de un nuevo prefecto el 29 de noviembre.
Suspensión previa
Alfred Ventosa es el hombre encargado de esta función, ya que fue nombrado prefecto durante el proceso electoral por el propio Planellas. El arzobispo nombró a Ventosa el pasado septiembre después de suspender los comicios que se tenían que celebrar en julio en la Sang.
Planellas, un día antes, emitió un decreto donde suspendía las elecciones por irregularidades en el censo, las denuncias recibidas en el Arzobispado de diferentes candidatos y los indicios de posibles errores en el procedimiento, que no se llevó a cabo con la transparencia correspondiente.
Ahora, con Ventosa al cargo, la congregación está siguiendo los procedimientos de los estatutos para garantizar la transparencia, verificar y actualizar el censo electoral y velar por el correcto cumplimiento de los preceptos estatutarios en materia electoral.
El conflicto se originó casi un año atrás, a raíz de la denuncia de falta de transparencia en la gestión de la congregación de mosén Queraltó para una parte de los congregantes. El cambio de propiedad de la iglesia de Nazaret, sede de la Sang, generó denuncias hacia Queraltó.
Juicio el 10 de diciembre
De hecho, el 10 de diciembre arrancará el juicio que tendrá que dirimir si se cometió o no falsificación documental a la hora de hacer el cambio de nombre de la sede canónica en el año 2018. La situación interna en la congregación fue duramente criticada por el arzobispo Planellas, quien afirmó que estropeaba los principios mismos del cristianismo y que no eran deseables.