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Los vecinos de Tarragona celebran las sanciones de la ordenanza de terrazas, pero recelan del espacio que ocupan

La gran parte de las asociaciones vecinales ven con buenos ojos la homogeneización de horarios

Imatge d'una terrassa a la plaça de la Font de Tarragona

Imagen de una terraza en la plaza de la Fuente de TarragonaGerard Martí

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La mayoría de asociaciones vecinales de Tarragona celebran el régimen sancionador de la nueva ordenanza de terrazas, pero recelan del espacio que ocupan estas en la vía pública. Los vecinos valoran positivamente la tarea política de la consellera Montse Adan, pero dudan si la nueva normativa mejorará el descanso de los ciudadanos.

«La máxima de esta ordenanza es la de favorecer el descanso vecinal, pero se está ampliando la temporada de verano. Creemos que se ha perdido la oportunidad de canalizar y potenciar el ocio nocturno hacia zonas sin vecindario», explica Àlex Daniel, secretario de la asociación de vecinos Tarragona Centro.

En este sentido, Daniel expone que desde la entidad se propuso al Ayuntamiento «ampliar el horario de terrazas sólo en zonas no residenciales y ser más restrictivos en el centro y Parte Alta para trasladar la actividad a lugares donde no se moleste». En la Parte Alta, los vecinos se muestran perplejos por el espacio que ocupan las terrazas de los locales.

Más terraza que local

«Hay muchos bares que tienen más espacio de terraza que de local. Eso no se puede entender. Si un bar tiene 20 m2, tendría que tener un 30% de terraza», expresa Quim Castellví, presidente de la AVDA Ara Part Alta. «La proliferación de terrazas limita el poco espacio que disponemos los peatones, especialmente las personas con movilidad reducida. Además se obstaculiza el acceso a los bancos públicos y se privatizan los pocos espacios de sombra, como pasa por ejemplo a Corsini», añade Daniel.

Más allá de los barrios del centro de la ciudad, desde Sant Pere i Sant Pau se celebra que se fije un horario para el cierre de todas las terrazas. «Siempre teníamos la duda y ahora nos queda claro. Si vemos que en alguna se está haciendo demasiado ruido no dudaremos a llamar a la Guardia Urbana para advertirlos», dice Tere Bello, presidenta de la asociación de vecinos de Sant Pere i Sant Pau. Bello también valora positivamente que los jueves se traten como días laborales «porque los vecinos que tienen que madrugar los viernes para ir a trabajar o estudiar lo agradecerán».

Desde los barrios del Serrallo y del Parc Francolí la valoración es estéril, ya que no tienen una gran actividad hostalera en sus calles.

Sin afectación en barrios

«De momento no nos afecta a la ordenanza ya que la mayoría de calles continúan de obras. Y los restaurantes de cerca de mar cierran pronto», indica Sisco Cobo, presidente de la AVDA del Serrallo. De igual forma, desde el Francolí el presidente de la asociación de vecinos, Jordi Miguel, explica que el horario de cierre no nos afecta. «La mayoría de terrazas que tenemos son de bares y cafeterías que cierran pronto y no dan problemas», sentencia a Miguel.

Consenso en las multas

El principal elemento de consenso entre las asociaciones vecinales de la ciudad es el régimen sancionador que instaurará la nueva ordenanza. «La normativa puede ser buena para la convivencia vecinal, si realmente se ponen los medios que controlen los acuerdos. La ley actual no se cumple, y, si no hay inspecciones y se sanciona y se cobran las multas, no servirá de nada», alerta Julià Montoya, presidente de la AVDA Tarragona 2.

Desde la entidad vecinal de Tarragona Centre también se valora la actitud de los mismos empresarios hacia las sanciones. «Hay muchos establecimientos que no respetan la normativa y que la Guardia Urbana se ponga dura al hacerla cumplir nos parece que es muy necesario. Esperamos que no les tiemble el pulso a la hora de retirar licencias a aquellos locales que no respeten la normativa», expresa Àlex Daniel.

Unas sanciones que también ve bien Tere Bello, que cree que «hará que las cosas se hagan como toca». Sea como sea, la ordenanza de terrazas todavía se tiene que aprobar en el consejo plenario y no será hasta su aplicación que se podrán sacar conclusiones firmes. «Hemos echado de menos que se nos tenga en cuenta a la hora de redactarla», concluye a Daniel.

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