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Enric Aguilar, director del IU-RESCAT de la URV: «Fenómenos como la DANA los podemos vivir cada año»

El experto analiza el episodio de lluvias en Tarragona y señala los retos pendientes en la ciudad

Imagen de agentes de los Bomberos actuando en las inundaciones de la Móra el pasado lunes.Carlos Domènech

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Los efectos del temporal de la DANA en el país hace días que centran la atención de todo el mundo de una forma extraordinaria. Un fenómeno meteorológico que hacía mucho tiempo que no se veía y que paralizó Tarragona el pasado lunes. Un hecho atípico, pero que puede convertirse en una práctica cotidiana en nuestro territorio.

«Este tipo de precipitaciones son típicas del Mediterráneo. Vienen provocadas por un gran contraste entre la temperatura atmosférica y la temperatura del mar», explica Enric Aguilar, doctor en Geografía y director del Instituto Universitario de Investigación en Sostenibilidad, Cambio Climático y Transición Energética de la URV.

El cambio climático provoca un aumento de la temperatura del mar, que da más energía a estos fenómenos meteorológicos. «Lo que no es natural es que el Mediterráneo esté tan caliente. Estamos en un territorio con un riesgo asociado. Fenómenos como la DANA los podemos vivir cada año, son nuestros ‘pequeños huracanes’», apunta Aguilar.

La intensidad de estas ‘danas’ dependerá de la orografía del territorio, de las presiones y de la circulación ciclónica, pero «los elementos para que se produzca los tenemos». «Es nuestro clima. Periodos largos de sequía y momentos de precipitación intensa», dice Aguilar.

Ante este escenario, la cuestión a resolver es la gestión del agua y qué se puede hacer para evitar inundaciones en ciertos barrios de Tarragona, como La Móra-Tamarit o l'Arrabassada. «Primero, hay que tener en cuenta que La Móra en gran parte está construida sobre un barranco. Y l'Arrabassada entre dos cursos de agua discontinuos. Es lógico que pasara lo que pasó el lunes», indica Aguilar. Según el doctor, estos cursos de agua hacen su función cuando llueve y, cuanto más asfaltado esté el camino, peor.

¿Cuál es la solución?

«Volver a las calles de tierra es inviable. La solución implica renaturalizar y limpiar estos entornos. Estos días ya se ve la suciedad que ha arrastrado el Francolí. Somos muy sucios como civilización y el territorio está muy trinchado», expresa Aguilar. Cuantos menos obstáculos tenga el cauce del río, mejor gestión se podrá hacer.

Es una cuestión de ingeniería, de ver dónde se puede construir. Los deberes pendientes son los mismos que en 1994, después de los aguaceros. Y la situación ha ido a peor. Si cada vez hacemos más campos de golf, por ejemplo, la absorción no es la misma...», expone Aguilar.

Otra de las soluciones para mitigar los efectos de estos fenómenos es la prevención. Los confinamientos y las alertas pueden ser más recurrentes. «Se alertó de las precipitaciones del lunes y eso nos ayuda a prepararnos. Es positivo. Si tenemos el coche fuera, lo ponemos en zonas más altas y no tomamos riesgos», dice Aguilar. Ahora bien, el despliegue venía condicionado por lo que ha ocurrido la última semana en Valencia. «La Generalitat y el Ayuntamiento han actuado con fuerza y acierto. Y lo han podido hacer sin contestación porque veníamos de una situación muy grave», añade Aguilar.

Próximas alarmas

El reto será la próxima vez que se tenga que activar una alarma parecida. «Los servicios meteorológicos trabajan con más de una cincuentena de predicciones. El siguiente día que la mayoría de estas predicciones alerten de un episodio fuerte, veremos qué pasa», plantea Aguilar. De momento, se está optando por un principio de prudencia.

«Desde un punto de vista de seguridad está claro lo que se tiene que hacer. Pero desde un punto de vista económico y social no es tan fácil», dice el doctor. Un ejemplo fue el sábado o domingo, cuando se suspendieron actividades y acontecimientos deportivos en la ciudad, aunque las precipitaciones fueron ‘normales’. «Lo difícil será la próxima DANA porque quizás la contestación no será la misma», concluye Aguilar.

Nuevo barrio en una zona señalada

En Tarragona se ha proyectado un nuevo barrio que acogerá 525 viviendas. Se hará en l'Arrabassada, en el aparcamiento del suelo próximo al Nou Estadi, una zona inundable. «Cuando se construye en una zona de parking de tierra se tiene que estudiar muy bien cómo se evacua el agua si hay precipitaciones del tipo de esta semana», alerta Enric Aguilar, director de la IU-RESCAT de la URV. 

De hecho, el domingo por la noche la Guardia Urbana avisó a los vecinos de la zona para que retiraran los vehículos estacionados en el entorno. El plan de mejora urbana para construir el nuevo barrio está muy cerca de recibir la aprobación definitiva. El 45% de la propiedad del solar es del Nàstic y otro 45% es del Ayuntamiento.
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