Innovación
Luz verde al distrito tecnológico, un proyecto que podría crear 25.000 puestos de trabajo directos a 20 años vista
La Tabacalera será el centro neurálgico del futuro barrio, que podría llegar a las 30 hectáreas
Tarragona tendrá su propio distrito tecnológico. Los resultados del estudio de viabilidad elaborado por el ingeniero y economista Miquel Barceló ha afianzado la voluntad del gobierno municipal de sacar adelante este ambicioso proyecto. El que fue uno de los principales impulsores del barrio 22@ de Barcelona ha concluido en su informe que «es necesario y urgente diseñar e implantar un distrito innovador en la ciudad de Tarragona».
A partir de ahora, se tendrá que concretar un proyecto que se desarrollará a lo largo de los próximos 20 años. Barceló calcula que, a largo plazo, se podrían llegar a crear entre 20.000 y 25.000 puestos de trabajos directos cualificados. De estos, se podrían derivar 40.000 más del sector servicios. Durante los primeros años, se trabajará en el impulso de un hub tecnológico en la Tabacalera, que se convertirá en el eje del futuro distrito tecnológico, el cual se extenderá hasta el otro lado del río Francolí.
Barceló explicaba ayer, en la presentación de su estudio, que ha llevado a cabo una sesentena de entrevistas en una muestra lo bastante representativa de lo que se denomina «cuádruple hélice» de la ciudad: administraciones públicas, empresas, la sociedad civil y el conocimiento. Con respecto a este último apartado, destacaba que Tarragona tiene una base «muy potente» con universidades, centros de investigación , el Eurecat y los centros de formación profesional; sobre la cual empezar a construir.
Perspectiva metropolitana
Más allá de las entrevistas, el impulsor del 22@ analizó datos estadísticos, así como proyectos que se han elaborado en la ciudad en los últimos años. «Hemos hecho una inmersión en Tarragona con un contexto metropolitano», apuntaba Barceló, quien destacaba que «el proceso de institucionalización progresiva» liderado por ocho ayuntamientos de la demarcación que están impulsando la futura área metropolitana supone una «gran oportunidad» para el desarrollo de este nuevo distrito tecnológico.
El cambio urbanístico irá ligado a una estrategia económica, así como tecnológica y de conocimiento. También implicará una transformación social. Para poder conseguir todo esto, será clave tener «una buena gobernanza», con un organismo que reúna diferentes agentes como empresas, el gobierno municipal, universidades o centros de expertos.
Según las conclusiones del estudio de Barceló, la falta de liderazgo ha sido una de las principales razones por la que no han triunfado grandes iniciativas que se tenían que impulsar en la ciudad, como la Vall de l'Hidrogen. También es necesario que se dé el paso de elaborar un proyecto ejecutivo y no quede sólo en un esbozo.
Paralelo al POUM
El alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, adelantaba que se trabajará de forma paralela para aprobar el futuro Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) y poner en marcha el proyecto del futuro distrito tecnológico durante el primer semestre del 2025.
«El proyecto de Barceló dibuja un nuevo barrio con un gran potencial económico, social y cultural», señalaba el alcalde. Este podría tener una dimensión de 30 hectáreas. El 40% de la superficie se destinaría a vivienda, otro 40% a actividad económica y el 20% restante al espacio público, donde también se crearían equipamientos públicos, elementos claves para dinamizar el barrio.
Para Barceló es esencial «evitar la gentrificación», así que se reservará terreno para la creación de vivienda pública. El plan de implementación del distrito tecnológico prevé que, a corto plazo, durante el primer año, se tiene que poner en marcha el proyecto y se tienen que definir los objetivos operativos y las acciones. A largo plazo, a 4 años vista, «hay que asegurar su funcionamiento y desarrollo regular para alcanzar el punto de no retorno».
Los primeros cambios se verán en los almacenes de la Tabacalera. El módulo 1 podría acoger un clúster de industrias creativas y culturales, así como otras actividades junto con el almacén 2. Por otra parte, se ubicaría la sede central del distrito con espacios de participación ciudadana como el Citilab, un laboratorio para democratizar la innovación social y tecnológica; y acogería empresas digitales. Finalmente, el módulo 4 se convertiría en una residencia para estudiantes y trabajadores.
Sin embargo, se prevé actuar en espacios del Port de Tarragona, donde se propone instalar oficinas y un equipamiento residencial, así como en los centros cívicos de Torreforta y de Sant Pere i Sant Pau, los cuales se conectarían al futuro espacio Citilab con el fin de crear una red ciudadana.