Director General de VOPAK TERQUIMSA
Empresa
«Desde 2016 y con la nueva ampliación, sumaremos 90.000 m3 de capacidad y una inversión de 70 MEUR»
La empresa, uno de los concesionarios del muelle de la Química, está trabajando en la ampliación de sus instalaciones y en ganar posicionamiento en proyectos de transición energética
La logística de los químicos e hidrocarburos es uno de los pilares de la actividad del Port de Tarragona. Uno de los actores claves en este sector es Vopak Terquimsa. Esta empresa, uno de los tres concesionarios del muelle de la Química, está apostando firmemente por Tarragona y muestra de eso es su proyecto de ampliación, que sumará 40.000 m3 más de almacenaje. Hablamos con su director general, Eduardo Sañudo, de las cifras de 2024, las previsiones para el próximo año y los proyectos de futuro relacionados con la transición energética.
—¿Cómo está yendo 2024 y qué previsiones de cierre tienen?
—2024 será un año bueno. Nuestro volumen de actividad crecerá entre un 10 y 12% con respecto al año pasado. Este incremento se ha registrado principalmente en hidrocarburos. Los químicos han tenido unas cifras bastante estables, y eso es una buena noticia, teniendo en cuenta el panorama del sector en Europa. Peroen España, y en concreto en Tarragona, el comportamiento está siendo un poco mejor.
—¿Por qué motivos?
—En primer lugar, porque la crisis energética derivada de la situación en Ucrania y de las importaciones de gas y crudo ruso nos ha afectado menos. En segundo lugar, si comparamos salarios, en España tenemos cierta ventaja competitiva. Por último, en el caso concreto de Tarragona, tenemos que tener en cuenta que es un polo químico muy integrado, donde mucha de la producción se consume internamente entre las diversas empresas.
—Mencionaba Ucrania, ¿qué impacto están teniendo todas las tensiones geopolíticas que estamos viviendo?
—Desde el punto de vista logístico, el inicio del conflicto tuvo un impacto. Al igual que lo ha tenido la situación en el canal de Suez y la necesidad de que los barcos tengan que hacer una ruta alternativa. En el caso de Ucrania, si bien energéticamente no nos afecta, sí que lo ha hecho en las economías europeas, que son nuestro principal mercado exportador. Y si su economía no crece y eso se mantiene, acabará afectando a la demanda que tienen las empresas españolas. Todo hace que las previsiones de cara a 2025 sean inciertas.
—¿Cómo se presenta 2025?
—Planteamos un año bastante plano con respecto a este año, cosa que es un escenario optimista. Nuestra actividad va en consonancia con el comportamiento de las empresas productivas. En conjunto, la industria química europea está perdiendo competitividad y eso hace que estén apareciendo nuevos players.
—¿Cuáles serían estos nuevos actores?
—Determinadas producciones, especialmente todo lo que son comodities, desaparecerán de Europa y se acabarán fabricando en lugares donde la mano de obra y la energía sean más baratas, como por ejemplo, los Estados Unidos, Oriente Medio o el Asia. En Europa tendremos que centrarnos en productos de especialidades, que tienen más valor añadido. A medida que determinadas producciones vayan desapareciendo de aquí, llegarán como importaciones que necesitarán terminales como la nuestra. En este sentido, nosotros tenemos un mejor panorama que la industria productiva, porque las necesidades logísticas seguirán estando. Todo, hace que ya empiecen a aparecer estos nuevos players, empresas asiáticas o norteamericanas, que vienen para empezar a coger cuota de mercado.
—¿Este panorama refuerza la posibilidad de que Tarragona se convierta en un hub de químicos en el Mediterráneo?
—En el mundo hay tres grandes hubes químicos: Houston, ARA (Anvers-Róterdam-Amsterdam) y Singapur. Tiene mucho de sentido que el sur de Europa pueda tener un hub de químicos y Tarragona podría serlo, si bien tenemos cierta competencia con Huelva. Hay que decir que nosotros, en la terminal de Tarragona, ya estamos teniendo este tipo de flujos.
—¿Por ejemplo?
—Este año, hemos recibido un flujo de producto originario de Catar, que antes se descargaba todo en Hamburgo y de allí se distribuía al resto de Europa. Ahora, este barco hace una parada en Tarragona y desde aquí se sirve a España, sur de Francia, Italia y norte de África. Creemos que es una estrategia que tiene recorrido, pero hay cuestiones que tienen que acabar de pasar, como el famoso tercer hilo, que nos permitiría potenciar más esta función de hub, porque podemos cubrir hasta la mitad de Francia y competir con ARA, que actualmente sirve mucho hacia el sur.
—¿En qué punto se encuentra la ampliación de sus instalaciones en el muelle de la Química?
—A finales de año acabaremos la fase de ingeniería. Cuando esté terminada, tendremos un presupuesto con un nivel de detalle necesario como para tomar una decisión definitiva de inversión. En marzo ya tendríamos que tener la aprobación y, entonces, solicitaremos permisos y empezaremos a construir. La idea es que a finales de 2026 tengamos la primera fase de esta ampliación en operación. En total, serán 40.000m3 nuevos de almacenaje, que materializaremos en dos fases, la mitad de la capacidad en cada una de ellas. Con este proyecto, completaremos toda la ampliación que iniciaron después de la ampliación del muelle de la Química. Desde 2016 y con este nuevo proyecto, habremos sumado 90.000m3 nuevos de capacidad y habremos hecho una inversión de unos 70 millones de euros en Tarragona.
—¿A qué se destinará el nuevo almacenaje?
—Será un mix, entre necesidades del polo químico y tráficos con función hub. Y todo en unas instalaciones que no generarán ningún tipo de emisión, ni de CO2 ni de partículas volátiles.
—¿La ampliación les permitirá atraer nuevos tráficos derivados de la transición energética?
—Sí. Productos relacionados con proyectos de circularidad podrán tener encaje. Para otros vectores, como el CO2 o el amoníaco como carrier de hidrógeno, seguramente no, porque necesitan una infraestructura que requiere más espacio del que hay disponible.
—¿El Port se ha quedado pequeño?
—El muelle de la Química está todo concesionado. Los proyectos de transición energética necesitan más espacio. Las empresas concesionarias como la nuestra tienen que invertir para alcanzar los periodos de concesión. Si no tenemos espacio para crecer, tenemos fecha de caducidad. Ya hemos hecho esta petición a la Autoridad Portuaria y ahora necesitamos que el Plan Director del Port lo contemple.
—¿Cuáles serían estos espacios?
—Hay espacios dentro del recinto portuario que están concesionados, pero que no se utilizan completamente. Aquí pueden pasar dos cosas. O bien que la Autoridad Portuaria impulse un proceso de reconversión o bien que nosotros promovamos alianzas con algunos de estos concesionarios. No es una necesidad inmediata, pero los procesos son largos. Muy relacionado con eso, hay un tema que se tiene que resolver que es la ubicación de la Laboral. Su ubicación limita mucho las actividades que se pueden llevar a cabo en determinadas zonas del puerto, porque determinados tipos de instalaciones tienen que tener un perímetro de seguridad muy grande.
—¿Cómo se están preparando para dar respuesta a las necesidades logísticas de la transición energética?
—Estamos construyendo alianzas. Es una carrera a largo plazo y ahora toca posicionar. Estamos trabajando en proyectos de metanol, de amoníaco, de CO2. También hay proyectos de bunkering en colaboración con la Autoridad Portuaria para suministrar combustibles alternativos a barcos.
—Para acabar, Vopak Terquimsa tiene un firme compromiso con el territorio. ¿En qué proyectos están vinculados actualmente?
—Colaboramos con el Ayuntamiento, con asociaciones de vecinos, entidades sociales y deportivas. Creemos firmemente en los valores del deporte y al potenciar el talento joven. Por eso, empezamos a patrocinar las pedreras del Nàstic y del CBT. Y ahora también somos patrocinadores de los equipos profesionales, en los dos clubs. En el ámbito social, colaboramos con la Fundación Onada. Este año hemos participado en el proyecto Camins d'inserció, que ayuda a integrar jóvenes en riesgo de exclusión que han sido tutelados. Personal de la empresa ha sido mentor de estos jóvenes y los ha ayudado durante todo un año a encaminar su futuro, orientándolos. Más allá de las aportaciones económicas, lo que buscamos es la implicación de nuestra gente a la hora de promover una tarea social.