Equipamientos
El mortuorio del Hospital Joan XXIII dispone de la primera sala de autopsias de bioseguridad BSL-3
Es la primera sala de estas características en un centro público en Cataluña
El nueve mortuorio del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona dispone de la primera sala de autopsias de bioseguridad BSL-3 en un centro del Institut Català de la Salut. Esta sala funciona desde el mes de mayo y «permite llevar a cabo las autopsias clínicas con más seguridad por los profesionales y con más calidad», afirma la jefa del Servicio de Anatomía Patológica del centro sanitario, la Dra. Salomé Martínez.
«Las obras de remodelación se aceleraron a partir de la experiencia vivida el año 2020 con la covid-19», reconoce el especialista. Con la remodelación, el mortuorio ha pasado de tener cuatro cámaras frigoríficas en doce, que permiten dar respuesta a las diversas necesidades del Servicio.
«Se trata de unas instalaciones pensadas para largo plazo, ya que la población ha aumentado, vive más años y, por lo tanto, hay más población con más complejidad», explica la médico.
Se ha mejorado el control de acceso en la sala, con un circuito unidireccional, que tiene una entrada y una salida independientes; es decir, el profesional accede por el vestuario de entrada, donde se pone el uniforme y los equipos de protección, después entra en la sala de autopsias, hace las actuaciones correspondientes y sale por el vestuario de salida a través de la ducha, donde se vuelve a cambiar de ropa.
En referencia a la sala de autopsias, tiene dos mesas para trabajar simultáneamente. Además, el técnico especialista de la Unidad Básica de Prevención del Hospital Joan XXIII, Carles Chiapella, explica que «dispone de un sistema de ventilación con presión negativa (al contrario que un quirófano, que tiene presión positiva) y un nuevo sistema de tratamiento de residuos, para evitar que ningún elemento contaminado salga de la sala».
El equipo de trabajo de la sala cuenta con un médico especialista de anatomía patológica, un técnico especialista de anatomía patológica y uno o dos médicos residentes. En esta sala «se llevan a cabo autopsias clínicas; las autopsias judiciales son competencia de los médicos forenses», puntualiza Salomé Martínez. La jefa del Servicio explica que «en los últimos quince años ha bajado el número de autopsias clínicas, ya que los diagnósticos clínicos y las pruebas de imagen han mejorado, son más exactos». No obstante, reconoce que «la autopsia clínica es un indicador de calidad de la actividad que se desarrolla en un hospital».
Las principales indicaciones para llevar a cabo una autopsia son el criterio asistencial y la voluntad de la familia. «El diagnóstico definitivo de una autopsia puede tardar entre tres y seis meses, en función de la complejidad de la lesión o la patología», afirma Salomé Martínez. Les muestras del estudio se guardan en armarios de seguridad con filtros de ventilación y después se eliminan cuando ya se ha emitido el diagnóstico.
El Servicio de Anatomía Patológica hace sesiones clínicas y de formación con otros servicios del Hospital que lo solicitan para establecer correlaciones clinicopatológicas de los casos estudiados y para hacer formación continuada. Los servicios más solicitantes son Cardiología, UCI, Hematología, Medicina Interna y Pediatría.