Patrimonio
La propiedad de los bajos de la Font dels Lleons, obligada a sacar el agua y a estabilizar el parking
Los técnicos aseguran que las grietas de la fachada no tienen que ver con las obras ilegales
La propiedad del sótano que esconde los restos de la Font dels Lleons está obligada a sacar el agua de la finca y a estabilizar las tierras del aparcamiento exterior, limítrofe en los terrenos. Así lo determinan las medidas cautelares impuestas por parte del Ayuntamiento de Tarragona después de las últimas inspecciones realizadas por los técnicos.
«Estas acciones son cruciales para evitar posibles daños en el edificio y proteger la estabilidad del entorno», asegura el informe municipal en el cual ha tenido acceso Diari Més. Les demandas todavía no se han cumplido, pero desde la propiedad aseguran que «colaboraremos en todo el necesario con el Ayuntamiento y la Generalitat». Por otra parte, la fuente todavía no se ha inspeccionado y se desconoce su estado de conservación.
El pasado 13 de noviembre, con las comarcas tarraconenses alerta por la llegada de la DANA, técnicos municipales se desplazaron hasta el edificio ubicado entre las calles Ibiza y Pere Martell. El objetivo era inspeccionar los restos de la Font dels Lleons, así como el edificio construido encima, con el fin de valorar la posible afectación de las obras realizadas en el sótano.
«El acceso en la Font dels Lleons, zona de la intervención, no nos es permitido a pesar del requerimiento municipal», se desprende del informe. A la inspección asistieron vecinos y el administrador de fincas, pero ningún representante de la propiedad.
De hecho, con carácter previo a la inspección, la propiedad ya comunicó al Departamento de Disciplina, encargado de las inspecciones, que negaría el acceso a los técnicos. Sin embargo, hay que recordar que a causa de las restricciones de movilidad decretadas por la Generalitat, se facilitaba un día hábil más para todos los trámites relacionados con la administración.
Medidas cautelares
Los técnicos comprobaron desde el exterior que las medidas cautelares ordenadas en la propiedad de los bajos del edificio no se han ejecutado. «La propiedad está obligada a realizar estas acciones, que incluyen, la estabilización provisional de la plataforma de tierras del aparcamiento y el uso de mecanismos para extraer el agua acumulada», recuerdan en el informe municipal.
Por otra parte, la tramitación de la licencia para finalizar las obras en los bajos continúa pendiente de la presentación de la documentación relacionada con el control arqueológico. Hasta que eso no se presente, las obras iniciadas hace meses y paralizadas por la administración no se podrán acabar.
Grietas en el edificio
Dado que los técnicos no pudieron acceder a los bajos del edificio, la inspección de los restos no se realizó y las comprobaciones se tuvieron que centrar en las grietas de la fachada y de los pisos. El vecindario había denunciado aparición de grietas después de las obras realizadas en los bajos.
«No se pueden extraer conclusiones definitivas sobre las causas o evolución de estas grietas, hasta una valoración más precisa», se indica en el informe. Por eso, se ha instado a la comunidad de propietarios a contratar un peritaje independiente que permita evaluar la actividad de las patologías e identificar las causas reales.
Sobre las grietas en la fachada, los técnicos han determinado que, «a priori, parecen causadas por otros motivos ajenos a las obras». Desde la comunidad de propietarios se tendrán que poner medidas cautelares para evitar desprendimientos y se tendrán que reparar.
La propiedad, crítica con Esquerra Republicana
«La Font puede ser pública, pero ‘el continente no’, y aquí nunca ha habido ninguna compensación», subrayan. A finales del año 2019, lo entonces conseller de Patrimonio Hermán Pinedo se reunió con la propiedad para intentar encontrar una solución a la museización de la Font.
Según asegura la propiedad, Pinedo se comprometió que hablaría con el alcalde del momento, Pau Ricomà, para ponerse manos a la obra a la negociación. Nunca llegó a desencallarse la situación y la compra no se realizó.
«Nos pedían un precio demasiado alto y el alcalde dijo que no lo podíamos asumir, defensa Pinedo en declaraciones a este medio. La propiedad, en cambio, cree que Pau Ricomà «no quiso saber nada, de la fuente». «Ahora sorprende su cambio de postura», acaban diciendo.