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Navidad

Los monumentos de Tarragona, presentes en un pesebre que une fe, patrimonio y tradición

El Museo Bíblico Tarraconense expone un pesebre situado en los monumentos de Tarragona durante el S.XIX

El Arc de Berà acoge la escena de la huida de Egipto.Gerard Martí

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Tarragona

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El pesebre es, sin duda, una de las tradiciones navideñas más antiguas que se conservan. Algunos, formados por pequeñas figuras heredadas de generación en generación, decoran los comedores familiares. Otros toman la forma de grandes esculturas, resistiendo la brisa marina cerca de la playa.

Todas, sin embargo, explican una misma historia que ha traspasado siglos y fronteras: el nacimiento de Jesús en el emblemático establo de Belén. Este año, el Museo Bíblico Tarraconense ha transformado esta tradición, nacida el año 1223 en Greccio, Italia, en un homenaje al patrimonio y a la historia de Tarragona.

El pesebre, creado por Joaquim Nolla con la ayuda de un equipo de voluntarios, reproduce las clásicas escenas y las sitúa en diferentes monumentos de la ciudad. Estos, sin embargo, no se muestran de la misma manera que en la actualidad, sino que se representan tal como les inmortalizó a lo largo del siglo XIX al arqueólogo francés Alexandre Laborde en sus grabados, que complementan la obra de Nolla. «Son unas auténticas ventanas al pasado que permiten revivir una Tarragona perdida», explica Andreu Muñoz, director del Museo Bíblico.

Un nuevo escenario

De esta manera, el conocido relato se transporta a la Tarragona del siglo XIX. En esta versión, el Arco de Berà acoge la huida de Egipto, y la Torre dels Escipions se convierte en el escenario de la anunciación a los pastores. Un mausoleo funerario desaparecido que se ubicaría en la Necrópolis Paleocristiana, es el espacio donde se desarrolla la escena más emblemática de todas, el nacimiento y adoración de Jesús. Al fondo, se observan otros lugares icónicos de la ciudad, como la Catedral. El Pont del Diable también hace acto de presencia, expuesto en la entrada del museo.

La elección de los monumentos y su orden, explica Nolla, es completamente intencional. «El objetivo era simular de alguna manera, la entrada en la ciudad, llegando desde Barcelona. El Arco de Berà, por ejemplo, era ideal por su ubicación en las afueras», afirma. Esta selección, admite, no ha sido nada fácil. «Ha sido la parte más complicada del proceso, porque tenemos un patrimonio fantástico para situar escenas bíblicas», asegura el pesebrista.

La elaboración de las piezas, explica, se inició durante el mes de abril y no se ha completado hasta instantes antes de ser expuesta. «La Natividad fue la escena más compleja, ya que es la más grande y en casa no me cabían todos los paneles», relata. Esta última ubicación, donde se cruzan la llegada de una nueva vida y la muerte, tampoco es una coincidencia. «Simboliza el fin del paganismo y el nacimiento de un nuevo mundo marcado por el hijo de Dios, que representa la esperanza», indica el director del Museo.

Una triple conmemoración

El pesebre no sólo conmemora el relato evangélico de Navidad, sino que también homenajea los 25 años de Tarragona como Patrimonio Mundial. Además, explica Muñoz, conmemora la entrada a un nuevo Jubileo, el de la esperanza. «Es una manera de unir fe, patrimonio y tradición», explica.

El pesebre se podrá visitar hasta el día 3 de febrero. Además, hoy y este sábado a las 11 h se harán visitas guiadas a cargo de la directora del Secretariado. Las plazas son limitadas y las inscripciones, telefónicas o por correo, son gratuitas.

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