El Recinte Firal, el gran patio

Los días entre las fechas señaladas de las fiestas navideñas son como lagunas. De recuperarse de las comidas copiosas y de algunas resacas. De hacer vacaciones, de repasar lo hecho los últimos doce meses, de pensar en propósitos para el próximo año.

Pero los niños de eso no entienden y, con las escuelas cerradas, necesitan otras cosas para llenar estos días. Para ellos, y para sus familias, el Parque de Navidad es el gran aliado. «¿Que queda mucho?», preguntaba un niño a su madre mientras bajaban por la calle de Orosi.

«No, estamos aquí mismo», le respondía ella. Al tumbar la calle y ver la cresta de los inflables, la cara del niño ya se iluminó. A media mañana, se acumulaban carritos con niños pequeños en las puertas del Recinte Firal. La cola de aquellos que no habían comprado la entrada antes crecía poco a poco.

Al entrar, los niños no sabían exactamente donde ir, sobrepasados por los estímulos que encontraban dentro. Una novedad del Parque de este año es una pista de hielo. Una de las paradas obligatorias de los niños. 

«¡Grábame papa, mira como patino!», gritaba una niña. Los adultos preferían mirar el espectáculo de patinaje desde la valla. Otra de las novedades de este año ha sido que bajo el lema Un parque de Navidad de cuento, se hacen espectáculos profesionales diarios.

Se han montado unas gradas en una pista de circo con 250 asientos y la Cia Passabarret está al cargo de la programación. «Creo que este año está mejor que otros años. Hay más variedad», decía en Marçal, que visitaba el parque con sus niños de 8 y 5 años. Irene, con su hija de 6 años, coincidía: «Parece que haya más espacio y esté mejor distribuido. Nosotros cada año venimos», expresaba.

El Recinte Firal se transforma estos días en un gran patio de escuela. A excepción que, en vez de profesores, a los niños los acompañan sus padres. Y, como no, también los abuelos. «Mi hija y el yerno trabajan y estos días los hijos están con nosotros. Aquí se distraen mucho. En casa se aburrirían», expresaba Paquita, que venía al Parque con sus tres nietos.

Los niños tienen al alcance también juegos deportivos y de psicomotricidad, como tiro con arco, rugby, baloncesto, competiciones zigzag y parkour. Y también hay juegos más de ingenio y misterio, como los que ofrecen los Jocs Tronats. O de construcción, donde más de un adulto se apunta y se pone a prueba para no defraudar a sus pequeños.

Les previsiones del Ayuntamiento de Tarragona es que por el Parque pasan cada día más de 1.500 personas y estará abierto hasta el 4 de enero por la noche. El horario es de 11 a 14 horas y de 17 a 20 horas.