El Ayuntamiento de Tarragona ha puesto 16 sanciones en nueve meses por tirar residuos donde no toca

Uno de los principales problemas de Tarragona es la limpieza. La parálisis en la adjudicación del contrato por la nueva empresa que se encargará del servicio no ayuda a mejorar la imagen de la ciudad. Como tampoco lo hacen aquellas personas que no tiran su basura donde toca. Ante estos comportamientos, el consistorio puede interponer sanciones, según la Ordenanza de Convivencia Ciudadana y uso de los espacios públicos.

Este año, durante los primeros nueve meses, el Ayuntamiento sancionó a 16 personas por no tirar los residuos allí donde toca. 13 fueron por tirar o abandonar en los espacios públicos cualquier tipo de residuo que tenga que ser entregado al servicio de voluminosos. 2 fueron por depositar la basura fuera de los contenedores. Y 1 por depositar los residuos en un contenedor diferente al qué le corresponde. Estas cifras se extraen de un documento de respuesta de Alcaldia a una petición de información del grupo municipal de Esquerra Republicana, a la que ha tenido acceso Diari Més.

Los republicanos pidieron los datos para hacer extensivas las quejas de varios vecinos de la ciudad por el mal estado de las islas de contenedores, donde se acumulan desperdicios fuera de lugar y objetos voluminosos. Desde el 2020, se han tramitado 1.054 sanciones por la Ordenanza de Convivencia Ciudadana. Respecto a dejar residuos en vertedores ilegales, en los primeros nueve meses del año se han iniciado 4 expedientes sancionadores leves. «Con las sanciones, el seguimiento de control rutinario y las limpiezas y retiradas de residuos, en caso de necesidad, se han eliminado los grandes vertidos históricos del municipio», se expone en el documento.

De 452 a 16 multas

«Los datos son muy chocantes. Los últimos años las sanciones eran mucho más hiperactivas que ahora. Denota dejadez», expresa Xavi Puig, portavoz adjunto de ERC. En 2022, el Ayuntamiento interpuso 452 sanciones por tirar residuos fuera de los lugares habituales. «Además, vemos que las sanciones son leves y no graves, lo que nos preocupa», añade Puig.

La gravedad de las sanciones depende de su afectación al entorno. Si la infracción se hiciera en el Francolí, se consideraría grave porque perjudica directamente al medio ambiente. Si se hiciera en un polígono, la infracción sería considerada leve. En los puntos susceptibles de vertidos, desde el Ayuntamiento se han cerrado los accesos con elementos físicos con el fin de evitar vertidos. Y con la finalidad de reducir los puntos más susceptibles de recibir infracciones.