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Entrevista

Álex Saldaña: «La estabilidad es frágil. Cualquier momento, de golpe, se puede romper»

El periodista y escritor ha publicado su tercera novela, ‘Flores amarillas en la cuneta’ (Silva Editorial)

Álex Saldaña Redondo, la semana pasada en Tarragona.Gerard Martí

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Tu novela, aunque es ficción, trata muchos temas sociales. Para empezar, el desencadenante: un accidente en que una mujer que ha bebido mata a un ciclista en la carretera. ¿Por qué lo haces el punto de partida?

«Porque, cuando trabajaba en el Diari de Tarragona, hubo una semana que publicamos tres o cuatro accidentes de este tipo, y me impactó. Tengo amigos que van en bici, y me hizo pensar en qué pasa después de un accidente como este, y en cómo se debe sentir la persona que atropella».

Explicas la historia de las dos familias, que se acaba cruzando, a través de la mirada de sus hijos adolescentes. ¿Qué te aportan ellos?

«El accidente los coge en una edad complicada, yo también tengo dos hijas de estas edades. Pensé que quizás me darían más juego que los adultos, sobre todo porque hice que la madre que atropella y el padre que muere fueran figuras de referencia para sus hijos. Además, los jóvenes tienen las emociones a flor de piel. Estos personajes también me sirvieron para explorar las diferentes maneras que podemos reaccionar ante un hecho como este. El dolor, la rabia o las ganas de venganza son sentimientos muy humanos y todos nos podemos sentir identificados, en un momento u otro».

También tratas cuestiones como el día a día en una prisión de mujeres o la vida de los sin techo en la calle. Entiendo que son temas que has vivido de cerca, por tu trabajo de periodista.

«Detrás de todo hay una cuestión de fondo, que es la fragilidad de la estabilidad. Todos tenemos una vida estable hasta que, de golpe, deja de serlo. Y puede ser perfectamente por una circunstancia ajena a nosotros. Después, sí que he conocido las dos temáticas por el trabajo. Por una parte, me interesaba explicar la vida en la prisión de mujeres, especialmente del ingreso, que es una de las cosas más duras. Y con respecto a los sin techo, quería poner de manifiesto el hecho de que a menudo parecen invisibles, porque es más fácil percibirlos así que pararse a pensar por qué están en la calle».

También aparece el maltrato en las relaciones de pareja y el suicidio. Son temas actuales, también entre la gente joven.

«Sí, me interesa hablar porque, aunque pensamos que somos una generación que ha evolucionado de manera lineal, la evolución tiene altibajos, sacudidas... De hecho, hice leer la novela a una de mis hijas y me ayudó con algunas cosas. La otra es la autora del dibujo de la portada, unas flores amarillas que hacen referencia a una cita de García Márquez».

Eres periodista de formación y de vocación, pero con esta ya has escrito tres novelas. ¿Qué encuentras, en la literatura, que no te da el periodismo?

«El periodismo me encanta. Para mí, es el mejor oficio del mundo. Ahora, siempre tienes que buscar la verdad. A veces la encuentras y a veces no, sin embargo, como mínimo, tienes que intentar contrastar aquello que escribes, saber quién lo dice o quién no lo dice. Con las novelas puedo jugar y hacer que pase lo que yo quiero que pase. Eso es una pequeña liberación».

De todos modos, se ve al Àlex periodista. Las descripciones son precisas y las acotaciones de espacio y tiempo también lo son. Se te escapa el instinto.

«Mira, mi editor, Manuel Rivera, me preguntó cuáles eran mis referentes a la hora de escribir. He leído mucho, y seguramente bebo de muchos escritores, pero al final pienso que mi referente más claro es el periodismo. La vida misma. Haciendo de periodista he trabajado con historias que son muy imaginativas. De todos modos, también es verdad que seguramente todo lo que he leído me ha dejado una huella».

El periodismo también te da una agilidad a la hora de escribir que debe ser de agradecer.

«Sí, después de treinta años trabajando en prensa escrita, te puedo asegurar que el miedo al folio en blanco no lo tengo. Cuando trabajas cada día no te impone nada».

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