Patrimonio
El Arzobispado reclama ayuda de la administración para musealizar una nueva sala con los restos del Templo Flavio
La Iglesia ha diseñado un nuevo itinerario cultural para hacer un recorrido «a lo largo de 2.000 años de historia» entorno a la Catedral
El Arzobispado de Tarragona ha presentado un ambicioso proyecto cultural y turístico que conectará la Catedral, la antigua acrópolis y otros espacios históricos de la ciudad para ofrecer un recorrido a lo largo de 2.000 años de historia. Para que eso se convierta en una realidad para Tarragona, la institución eclesiástica pide apoyo económico y liderazgo político para desarrollar esta iniciativa, que incluye la museización de una sala con los restos de un templo romano de época flavia, también llamado el segundo templo, una actuación considerada «de emergencia» para el delegado de Cultura del Arzobispado, Andreu Muñoz.
La Iglesia tarraconense apuesta para que la acrópolis romana, en torno a la Catedral, sea la puerta de entrada del turismo en la ciudad. Proponen integrar el campo del Roqueral en el aparcamiento Torroja para ofrecer a los visitantes un espacio para dejar los vehículos y convertir el parking de Jaume I, bajo la plaza de l'Antic Escorxador, en un centro de recepción de visitantes. A partir de aquí, los turistas accederían al recinto de la Catedral a través de la capilla de Santa Tecla la Vella, donde se proyectaría un audiovisual inmersivo.
La visita continuaría por la Sala Axial, un espacio donde se encuentran los restos de un antiguo templo romano del último tercio del siglo I d.C., descubierto por el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC). Posteriormente, el recorrido seguiría por el Museo Diocesà, con nuevas salas de reserva, el sobreclaustro y una galería dedicada a la colección de tapices. El claustro, el templo catedralicio y el Seminario serían los últimos puntos del itinerario antes de salir por la Puerta del Campanario.
El templo Flavio, situado detrás del ábside de la Catedral, se conserva parcialmente con fragmentos de muros romanos y pavimentos originales, descubiertos por primera vez en 1933. Actualmente, el ICAC lidera nuevos trabajos arqueológicos para estudiar el espacio y establecer las bases museográficas de este recinto, que en época visigoda se transformó en un complejo episcopal.
Este espacio se espera que se equipe con una estructura de techo traslúcido para protegerlo, y se prevé abrirlo a visitas guiadas a finales de año. En el futuro, formará parte del nuevo itinerario turístico que ha presentado el Arzobispado.
El delegado de Cultura, Andreu Muñoz, ha defendido la necesidad de generar un «relato ordenado» que permita a los visitantes recorrer la historia de Tarragona, desde la acrópolis hasta el puerto. Ha destacado que este proyecto, con un coste estimado entre 10 y 11 millones de euros, no es sólo para la Iglesia, sino para el territorio. Actualmente, están redactando el proyecto ejecutivo para concretar el presupuesto.
Muñoz, ha hecho un llamamiento al «liderazgo político», dirigiéndose especialmente al alcalde de Tarragona, la Generalitat, el Estado y la Unión Europea para impulsar este proyecto. En este sentido, el arzobispo Joan Planellas se reunió, la pasada semana, con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, por donde le presentó la idea, entre diversas otras cuestiones, y ha destacado la «gran receptividad» mostrada por la jefe del ejecutivo catalán.
Otras prioridades: el tejado de la Catedral
El arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, ha advertido de los problemas estructurales que sufre el tejado de la Catedral, especialmente al lado sur. A pesar de una actuación de urgencia, hace falta una reforma definitiva valorada en 1,5 millones de euros. El Ministerio de Cultura ha denegado una subvención del 2% cultural para financiar esta obra, hecho que obliga a buscar otras vías de financiación.
Planellas ha puesto de relieve que la Iglesia es propietaria del 70% del patrimonio protegido de Cataluña, pero sólo recibe un 8% de las subvenciones públicas. Ha pedido una revisión de esta cifra y ha destacado que el patrimonio gestionado por la Iglesia es de interés público y necesita un mantenimiento adecuado para conservar este «legado cultural de Occidente».