Investigación
Avance en el tratamiento de la ELA gracias al papel de dos vías moleculares
La investigación de la URV descubre que la unión muscular puede responder e influir» en cómo se comunican las neuronas y los músculos
La URV lidera un estudio que ha revelado el papel de dos vías moleculares clave en la conexión entre nervios y músculos. Este descubrimiento puede ser «determinante» para avanzar en el tratamiento y el diseño de terapias futuras para las enfermedades neuromusculares como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
El estudio ha observado que la unión muscular no sólo recibe órdenes, sino que también puede «responder e influir» en cómo se comunican las neuronas y los músculos. Descubrir estos mecanismos permite entender como se podrían diseñar estrategias para mantener activa la sinapsis neuromuscular, incluso cuando la enfermedad empieza a progresar, y que se puedan hacer nuevos tratamientos para mantener la funcionalidad de la unión neuromuscular en enfermos de ELA.
Un equipo investigador de la unidad de Histología y Neurobiología de la Universidad Rovira i Virgili (URV) ha descubierto cómo dos vías moleculares trabajan conjuntamente para mejorar la comunicación entre los nervios y los músculos, que tienen que estar en constante comunicación para garantizar el movimiento, la respiración y otras funciones vitales del cuerpo humano. La conexión entre las vías moleculares se produce en un punto concierto donde se tocan físicamente las células. Este punto se llama unión neuromuscular (UNM) y actúa como «un puente» por el que el nervio envía órdenes al músculo para que se contraiga.
Hasta ahora, se pensaba que el flujo de la información reguladora sólo iba del nervio hacia el músculo, pero el estudio de la URV ha demostrado que el músculo también se comunica con el nervio para que este controle mejor la contracción muscular. Los investigadores, estimulando el nervio frénico - que controla los músculos de la respiración – y aplicando técnicas de bloqueo muscular en modelos animales, observó cómo las vías moleculares intervienen en la comunicación entre nervios y músculos y se coordinan entre ellas para modificar las proteínas del mecanismo de liberación del neurotransmisor que ajusta la intensidad de la transmisión nerviosa en función de la actividad, tanto del nervio como del músculo.
Esta interacción permite al cuerpo controlar mejor la fuerza y la precisión de los movimientos. El descubrimiento es «especialmente relevante» para enfermedades como la ELA, donde la conexión entre el nervio y el músculo se ve afectada. La ELA es una enfermedad neurodegenerativa que provoca la muerte progresiva de las motoneuronas, las células nerviosas que conectan el cerebro con los músculos. Cuando estas motoneuronas mueren, la conexión entre el nervio y el músculo se pierde y, como consecuencia, la persona empieza a perder la capacidad de moverse, hablar o respirar. Regular las vías moleculares que tienen un mal funcionamiento permitirá desarrollar nuevas terapias para mejorar la transmisión de la señal y preservar la función muscular de los enfermos.