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Descubrir el pueblo donde se esconden los dips

En Pratdip, en el Baix Camp, se puede hacer una gincana para localizar los dips que hay escondidos por todo el pueblo

Una calle de Pratdip donde se puede contemplar la silueta de uno de estos seres legendarios.

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Cuentan que, hace muchos y muchos años, los habitantes de Pratdip vivían atemorizados por los dips, unos seres misteriosos y feroces que aprovechaban la noche para acercarse al pueblo para saciar su sed. Pobre de aquel hombre, mujer o bestia que, al caer la noche, no estubiera a cubierto. Al día siguiente, el desgraciado aparecía muerto, con las marcas de unos colmillos, señal que el dip había hecho su trabajo, chupando toda la sangre.

Esta leyenda fue recogida por Joan Perucho en susHistòries naturals, una obra traducida a más de quince idiomas donde se narra la aventura de Antoni de Montpalau, naturalista, ilustrado y liberal que recibe el encargo de investigar unos sucesos muy extraños ocurridos en Pratdip y que podrían tener relación con Onofre de Dip, un caballero del rey Jaume I que regentaba los terrenos del castillo en lo alto del pueblo.

En la actualidad, la leyenda de los dips es insignia de Pratdip, una villa de la comarca del Baix Camp en la sombra de la Sierra de Llaberia. El dip nos da la bienvenida en un pequeño monumento que hay en la entrada, y es también el eje de una gincana turística pensada para recorrer todos los rincones de la villa. Así, hay que encontrar once figuras de dips que se encuentran escondidas por las calles y plazas. Buscando los feroces animales, el visitante recorre espacios históricos como los fregaderos o las calles de esencia medieval. Esta gincana se puede hacer con la ayuda de un folletó que ofrece pistas sobre el escondite de los dips, y que se puede conseguir en la Oficina de Turismo de Pratdip o bien descargándolo directamente a la web. En todo caso, vale mucho la pena acercarse hasta la Oficina de Turismo, donde está la reproducción de un dip a tamaño natural que asustará a los más valientes. Además, allí se puede visitar el Espacio de interpretación del mundo mitológico, que recoge las principales leyendas y mitos asociados a la sierra de Llaberia, como la de los Dips, la Fosa del demonio de Colldejou o la de los Tesoros escondidos.

Paseando por el pueblo vale la pena subirse hasta el punto más alto de la villa, el Castillo, del cual sólo se conservan algunas partes, pero desde donde hay buenas vistas panorámicas sobre el territorio. Son de gran interés también los fregaderos, ahora en desuso, pero que nos hablan de tiempos no demasiado remotos, cuando las mujeres se encontraban para hacer colada.

Antes de marcharse del pueblo es también interesante pasar por el Forn Escrivà. Este horno de leña abrió el año 1846 y se puede comprar pan de calidad y especialidades de todo tipo, entre las cuales destacan las deliciosas cocas dulces que elaboran los fines de semana.

Todavía sin salir del término municipal, vale la pena acercarse hasta la ermita de Santa Marina, a cuatro kilómetros del pueblo. Se trata de un paraje situado en un lugar bastante boscoso y famoso por sus fuentes, la más popular de las cuales está en lamisma ermita. Allí se puede visitar la capilla y contemplar sus interesantes pinturas, donde los más observadores encontrarán, como no podía ser de otra manera, algún dip escondido.

Dip en la Oficina de Turismo de Pratdip.

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